Las contradicciones de Benedicto XVI (comentario sobre la primera encíclica de Benedicto XVI Dios es amor.Juan José Tamayo, director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III. El País, 04.03.06.
La exclusión en el lenguaje desemboca en la invisibilidad en la vida. En este sentido, las mujeres son excluidas (en la encíclica). [...]La encíclica utiliza la palabra hombre decenas de veces y el término Padre para referirse a Dios. Nada dice, sin embargo sobre la violencia contra las mujeres, una de las más grandes perversiones de la amor cristiano. ¿Será un olvido freudiano?
Por este párrafo y por el resto del artículo, gracias Sr. Tamayo, gracias. ¿No podría usted darles un cursillito, de mil, o mil quinientas horas, a Rouco Varela y sus secuaces, o a Carlos Amigo, que sigue afirmando que No hay nada que cambiar en la iglesia (católica)?
8 comentarios:
Ya lo he leído todo, todo. ¡hay que ver lo prolífica que eres! Muy bueno lo del baile.
¡Bienvenida al mundo del comentario, María T. M.! Bien quisiera ser más prolífica en otros temitas que se me atascan sistemáticamente (y por eso me dedico a monear aquí), pero... ¡nadie es perfecto!, qué le vamos a hacer.
Lo leí ayer, sí.
Mira... me da tanto asco... no tengo ganas de hablar de esa gentuza. Me vuelvo a lo mío, al proceso mágico del color y la palabra.
Besines, muchos, y sigamos siendo imperfectas, que es muy sano.
Desde luego, el papel de la Iglesia Católica es inenarrable e indescriptible, por eso da tanto gusto encontrarse con perspectivas como la de Tamayo, que demuestran que hay otras formas de ver las cosas, incluso dentro de la iglesia, y que dejan a la altura del betún al resto de carcas trasnochados.
Totalmente de acuerdo. Yo no dejo de preguntarme ¿por qué no se dan cuenta de su hipocresía? ¿O sí se dan cuenta y entonces son cínicos?.
Estoy convencida de que se creen en posesión de la verdad y de que actúan pensando que es así como tienen que ser las cosas. Y, ya que lo preguntas, no sé qué es peor, sinceramente.
Yo no estoy tan convencida de eso, mi querida Mármara. No se puede creer en algo así. Supongo que todo es un juego de poder, con mucho trasfondo económico (con la Iglesia hemos topado, Sancho)y que consiste en bailarle el agua al "iluminado" que asienta sus criadillas en la silla de Pedro.
Tempus dixit.
Ya sé que no se puede creer en algo así, pero yo te digo, Tempus, que ellos, como Bush, Aznar, Blair, Pinochet, Sadam Huseim, Hitler, Stalin, Mao, etcétera, etcétera, etcétera, se lo creen a pies juntillas. O les conviene creerlo.
Publicar un comentario