
Jodie Foster quiere que el mundo la vea como una mujer inteligente, poderosa, solidaria, abierta a la multiculturalidad, segura de sí misma y de sus circunstancias, autónoma, independiente, a veces vulnerable, siempre dispuesta a luchar sola con uñas, dientes y balas de nueve milímetros para defender lo suyo, intimidad incluida. En sus dos últimas películas, incluso se permite hacer alarde de pluma. Correcto. Nada que objetar.
Ahora bien, hay mensajes con los que es peligroso jugar, sobre todo cuando se tiene tanto poder de convocatoria. Y el que lanza La extraña que hay en mí, es muy, pero que muy peligroso. Y muy, pero que muy jodido.
Salí con muy mal cuerpo, ayer, del cine. Es posible que no haya entendido el mensaje, lo admito, porque lo que fui capaz de captar no me ha gustado nada, pero nada, nada.