jueves, noviembre 23, 2006

La vida vivida de las palabras


Ayer, en la frutería de mi barrio, me encontré a Los Osos. Andaban visitando las tiendas del barrio y aprovecharon para hacer unas compras.
Necesitaban comprar algunas frutas que no tenían en su clase, es decir, que no habían llevado de sus casas para comerla a la hora del recreo, como hacen, desde hace años, cada día.
Con gran complicidad por parte de la frutera, iban haciendo su pedido con la ayuda de una de sus maestras. Que si un par de peras, que si tres mandarinas, que si dos plátanos. No, manzanas no, que las trajo Sergio, ni nueces, que las trajo Alba, ni avellanas, que tenemos muchas... La maestra iba nombrando y la frutera señalando. Frutas, verduras, frutos secos... Las criaturas nombraban, pedían, recordaban.... Llegó la hora de pagar y la encargada sacó el monedero de su bolso, aunque fue la maestra la que escogió el billete adecuado, mostrándolo al grupo.
La frutera se ofreció para poner cada fruta en una bolsa. La maestra agradeció el detalle, pero acordaron llevárselo todo en una misma bolsa para ahorrarse los plásticos.
Les hice una foto, a las criaturas y a sus maestras, frente al escaparate de la frutería, que ya estará en el corcho de su aula, junto a los dibujos que hayan hecho para conmemorar la visita.
Observe al grupo mientras se dirigía al paso de peatones. De dos en dos, de la mano, en grupo (que no en fila). Cruzaron la calle y entraron en la pescadería. Cuando me iba, el pescadero alzaba, con una sonrisa de oreja a oreja, un pulpo que todo el mundo quería tocar.
Esta mañana, cuando me iba a trabajar, me encontré a Las Ardillas, que también se iban de visita y de compras por el barrio.
Los Osos y Las Ardillas tienen tres años.

martes, noviembre 21, 2006

La vida secreta de los fotogramas


Vengo de la conferencia de Pilar Aguilar Cine y violencia de género que la Concejalía de la Mujer del Ayuntamiento de Avilés ha programado con motivo del Día Mundial contra la Violencia de Género.
Dice Pilar que las imágenes van directamente al centro neurálgico de nuestras emociones, sin pasar por el filtro de la razón y que por eso son tan efectivas; que esas imágenes con las que nos bombardean constantemente desde el cine y la tele (películas, series, anuncios publicitarios...) conforman nuestra visión del mundo, alimentan nuestro imaginario mediante una serie de mecanismos de los que la mayoría de espectadores y espectadoras no se percatan ante los cuales, por tanto, están inermes.
Avanzamos, nos concienciamos, promulgamos leyes... y mientras tanto, las imágenes siguen perpetuando los roles de género, los usos y costumbres de la sociedad patriarcal que alimentan la violencia contra las mujeres.
Mujeres que se rebelan contra el papel que se les ha asignado, que se salen del carril preestablecido, que no responden al rol que les han adjudicado. Mujeres a las que hay que castigar por su atrevimiento. Mujeres que pagan cara su osadía.
En los materiales que ha publicado el Instituto Asturiano de la Mujer, ¿Somos las mujeres de cine?, Pilar analiza la forma sibilina en la que directores, incluso progresistas, como Almodóvar, Fernando Fernán Gómez, Fernando León de Aranoa..., reproducen y contribuyen a perpetuar estos roles.
Impactante es el análisis que hace, por ejemplo, de la presentación de los protagonistas de esta bonita película que pasan, al menos una docena de veces al año, las diferentes cadenas.
Repasadla, por gusto, y ya me contaréis.
 
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