sábado, marzo 29, 2008

La vida equilibrada de los acontecimientos
















Ayer, quizás en compensación por la última partida del trimestre anterior en la que no me comí una rosca, gané la partidita de Continental y dos de las tres de Scrabble (abocetad, por ejemplo, me dio 98 puntos del ala). A cambio, por aquello de mantener el equilibrio entre el yin y el yan, me cayeron dos rapapolvos, como dos castillos de Castilla-La Mancha.
Uno, por defender a la mi Bette (que qué le voy a hacer, ¡leches!, si me pierde y doy en justificar todas y cada una de sus acciones), y otro porque se me ocurrió decir que mi vida sentimental había sido divertida.
Según M., Bette es una cabrona de tomo y lomo, rastrera, retorcida, mema, cuadriculada, mentirosa y desleal, que se merece con creces la venganza de Jodie, a la que trató de asco. También dice que vaya como nos pusimos (hace extensiva la opinión al conjunto del bollerio planetario) cuando lo de la carpintera, y que ahora nos parece de perlas que se la haya pegado a Jodie con Tina. Y más cosas que me callo, porque sólo de rememorarlas se me abren las carnes. Yo me defendí como gata panza arriba, pero me cayeron de todos los colores.

Luego, de la que nos íbamos al cine a ver Juntos nada más, que no voy a comentar ahora, pero que recomiendo encarecidamente, se me ocurre decir aquello de que, pensándolo bien, mi trayectoria sentimental ha sido divertida, y ya, el chaparrón adquirió categoría de aguacero. Hay que oírla, le dice a T2, ¡cómo si no hubiéramos sido testigas! Pues, ¡anda que no has sufrido tú ni nada, guapina!, a mí, indignada en tonos superlativos. ¿Qué me dices, que con Clara lo pasaste de puta madre? (T2, asentía y aportaba datos contundentes de sus recuerdos particulares para sustentar las palabras de M.), todo el día pendiente del teléfono, que si iba, que si venía, que si te dejaba, que si te cogía... Y lo de Bárbara, ¡anda que no lloraste por Bárbara ni nada! ¿Y aquella gallega?, apunta T2, ¡menudo drama, el de la hija de puta de la gallega! Porque con de Belén, no llegó la sangre al río, pero anda que con X, y con B, y con Z... Lo tuyo, para lo chungo, memoria de pez, Marmarita, remachó M. Menos mal, pensé yo, porque con semejante panorama, como para instalarme en el celibato de por vida.

Total, que me vi en la obligación de admitir que mi vida sentimental se parecía más a un via crucis que a otra cosa y que el adjetivo que mejor la definía era ajetreada, y que juraba y perjuraba que si el amor volvía a llamar a mi puerta procuraría no reeditar ninguno de mis desastres precedentes. Por tu bien y por el nuestro, concluyó M.

Y nos metimos en el cine y salimos con el alma ligera y la sonrisa en los labios.

Y ahora me voy a Xagó con M., que ha llegado la primavera y no sólo al Corte Inglés.

miércoles, marzo 26, 2008

A grandes males, grandes remedios



Aun a riesgo de ser pesada, tengo que lo decir: Je suis désolé y, a mayores, I'm really broken to pieces. Se me ha acabado L y con ella, la ilusión de vivir y melrouspleis.
Es un hecho que la mi Bette no me va a llamar (con esa carina que me deja completamente kaos) para decirme aquello de I'm really to want to see you, Marmarita.
Y es otro hecho que no puedo permitirme ni darme a las voces ni seguir debatiéndome entre lo de meter muchacha o ponerme a servir eternamente. Entre otras cosas porque, siguiendo todas las recomendaciones que habéis tenido a bien hacerme, ya me he decidido a meter muchacha y, en breve, muy en breve, pienso de iniciar (con el permiso de Morgana y su pie) el anunciado casting. O lo que es lo mismo, que voy a deshacerme, con la ayuda inestimable de mi terapeuta (alternativa), del pánico que me atenaza y voy a ligar. Ea.
Mientras ligo, o no, y me mentalizo de que, como me recomienda Onhe, he de acostumbrarme a vivir con ello (sin ella), lo dicho: a grandes males, grandes remedios. ¿No tengo, yo, una novela monísima, autobiográfica y catártica, durmiendo el sueño de las justas? ¿No mostrarais, o mostraseis, algunas, un cierto interés cuando os adelanté una mínima parte de su contenido?
Pues, ¡hala!, aquí la tenéis. ¿Entera? ¡No, por Dios! De momento, una pequeña píldora, un fragmento del segundo capítulo, que he titulado Rápida y Mortal. Ya me diréis si os apetece seguir leyendo, o, en su defecto, no.

lunes, marzo 24, 2008

La vida cruel de los seriales televisivos


Estoy desolada, a la par que confusa y contrita. Aún no me han emitido el último capítulo de la quinta temporada de L y ya se me está sobreviniendo una especie de depresión que amenaza con dejarme la moral, de por sí frágil y quebradiza, a la altura de la sexta galería de la mina de La Camocha.
¿Qué qué va a ser de mi vida? ¿A qué dedicaré mi (escaso) tiempo libre? ¿Con quién voy a cenar los miércoles? ¿Cómo me las voy a apañar sin sufrir, semana tras semana, con las vicisitudes de la mi Bette? ¿Qué, o quién, me tendrá, ahora, con el alma en vigo? ¿Con qué me devanaré los sesos?
Estoy tan desesperada, que no sé si meter muchacha o ponerme a servir.
 
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