domingo, agosto 21, 2011

La maldición de la Termomix

Desde que, allá por el mes de mayo, cuando ni apretaba la caló, la mi Marcelilla y yo, quedamos las primeras de nuestra categoría en un torneo menor, pero torneo, al fin y al cabo; desde que la mi Marcelilla, alias el Misil, firmó una tarjeta con 51 puntos stableford, dejándonos a lamirmana y a mí sin habla, por la envidia admiración, la Suerte nos ha vuelto la cara del palo del revés y hemos contado nuestra participación en los torneos golfísticos por fracasos.
Preocupadas, por esta circunstancia adversa, y el correntío de torneos que se nos avecinaba, decidimos concentrarnos, lejos del mundanal, en un balneario de aguas sulfurosas, situado en medio de la nada, con el campo de golf a escasos 50 metros del hotel, y diseñamos un planning digno de las deportistas de elite que somos:
—Dormir diez horas diarias.
—Alimentarnos acorde a las necesidades de los duros entrenamientos.

Primera cena en el hotel, después del viaje y los primeros 18 hoyos de rigor

—Dedicar el tiempo necesario al relax siesta y el enriquecimiento espiritual lectura.
—Mejorar el swing en la cancha de prácticas y ensayar los approach y putts en el putting green, antes de salir al campo.


—Meternos entre pecho y espalda dieciocho hoyos diarios.


Todo preparado para iniciar la dura jornada

Momento de tensa espera, ante la lentitud de la partida anterior
—Realizar una sesión diaria de circuito termal, con la aplicación de chorros en las partes más castigadas de nuestras anatomías, con posterior periodo de meditación y revisión de golpes y estrategias.


Piscina exterior de aguas termales, ideal para sesiones de meditación y relax

—Disfrutar del entorno y la gastronomía local.

Patín del lago del hoyo 17 ajeno a la que se le venía encima

Cumplido el plan a rajatabla, nos presentamos al importante torneo para el que, tan a fondo, nos habíamos preparado. Un horror. Y otro horror, y otro.
Que, ¿cómo es posible? Después de mucho rompernos la cabeza hemos llegado a la conclusión de que algún alma perversa y envidiosa nos ha lanzado la maldición de la Termomix.

Si la envidia fuera tiña: ¡Mira que decir que la nuestra copa se parez al vaso de la Termomix...!

Es por ello, oyes, que hemos decidido ir a pasar el agua, al objeto de librarnos del mal de ojo y otros hechizos, o encantamientos, de los que, con toda seguridad, hemos sido víctimas.

Hoyo 9: ¿Inofensivas ranitas, o maléficas brujas camufladas?

Marcelilla ha solicitado el concurso de un hada buena, que la librará de todos los males, a la par que limpiará su aura y bendecirá su nuevo driver.
Yo, por mis partes, marcho un poquitín hasta el mágico país vecino, Portugal, con la mi M. Viaje que seguro, seguro, me pone la cabeza en mi sitio y aleja de mí todos los fantasmas de los torneos pasados.


PD:¡Temblad, golfistas, temblad! Volvemos en septiembre, dispuestas a hacernos con todos los vasos de Termomix que haga falta. Ea.

Y la que sea fea, que haga los recaos de noche.

 
Free counter and web stats