miércoles, abril 01, 2009

La vida coincidente de los aniversarios


Ayer me enteré de que esta dama y yo coincidimos en la celebración de nuestro aniversario.
A ella la inauguraron un 31 de marzo de hace 120 años.
Yo llegué al mundo hace unos cuantos menos, pero unos cuantos, ya, e inauguré lo que, con el tiempo, llegó a convertirse en una numerosa y variopinta familia.

(La familia al completo. Villamanín 1963)
Fue día de celebración, ayer, para la Torre Eiffel y para mí. A ella le han regalado una capa de pintura de color cobre. Yo me regalé a mí misma un atardecer en Xagó, entre otras fruslerías de ese tipo.




El Universo, siempre tan generoso conmigo, me obsequió con una puesta de sol memorable, que tuve a bien acompañar con una banda sonora elegida para la ocasión:
Adagio para cuerdas de Samuel Barber; Dueto de las flores, de la ópera Lakme, de Leo Delibes, interpretado por María Callas y Teresa Berganza, y como colofón una piececita coral, A peine défigurée de Francis Poulenc, que ensayé, pero nunca llegué a interpretar, cuando pertenecía al Coro Universitario de Oviedo, y de la que guardo un especial recuerdo.

Quizás debería haber incluido en esta banda sonora conmemorativa el Gracias a la vida,de Mercedes Sosa, pero ya di yo las gracias, varias veces, mientras paseaba por mi playa, con Bilbo y Tiza, por todo lo que me ha dado la vida durante estos cincuenta y cuatro años, y por lo que me seguirá dando.
 
Free counter and web stats