miércoles, agosto 13, 2008

La vida variopinta de los momentos veraniegos

No sé si me cambiará el chip cuando me jubile, pero ahora mismo, yo, Mármara, mayor (señora mayor, se entiende) de edad , a trece de julio de los corrientes (tres, cuatro, ocho, cuarto piso, sin ascensor, no hay portero, pero sí vecinos), en posesión de mis facultades mentales (las que sean, que no las vamos a discutir ahora, pero que son las mías propias), puedo asegurar, y aseguro, que me apuntaba a este planazo para el resto de mis días. A éste, o a otro parecido, o similar, al que añadiría, eso sí, un Complemento Específico (no contributivo).
Sea como sea, con Complemento Específico, o sin él (mejor con él, ¡qué tontería!), esto de la vida vacacional me resulta, en dos palabras, fas cinante.

Vale, aún no he encontrado mi swing, pero estoy en un tris, gracias a lamirmana, que me ha dado las claves necesarias para que pueda encontrarlo el día menos pensado (desde aquí te lo digo, hermana, ¿cómo no me habré puesto antes en tus manos?). Ahora bien, lo que yo disfruto en los campos del golf no está en los escritos. Y no quiero pensar lo que disfrutaré cuando vuelva a ejecutar MIS golpes, en vez de perpetrar el 80%, que es lo que hago ahora.
(La perdí en el hoyo 5, a causa de uno de mis golpes erráticos, ¡ains, con lo mona que era!)
Vale, sigo sin descifrar los mensajes que me manda el Universo, en forma de piedrezucas, sueños varios, y tal, y pascual (que es lo que tienen los mensajes del Universo, que son asaz contundentes, pero indescifrables). Sin embargo, ¿y lo bien que me lo paso en el intento del desciframiento, o descifración, de los susodichos?
Vale, el amor me es esquivo. Digo, yo, que por algo será (a ver si soy quién a averiguarlo un día de estos, sin prisa, pero sin pausa), que el Universo no da puntada sin hilo. No obstante, en no pudiendo disfrutar de las mieles del amor, nada mejor que disfrutar del cariño y la compañía de las amistades.

(La historia del evento veraniego por excelencia, en el que J. reúne a sus amistades de toda la vida, en una dinner-party, que para sí quisieran la mi Bette y sus amigas, recogida por J. A.)
(Nuestro anfitrión se esmeró, como siempre, en el menú y la decoración)
Y no tendré (de momentín) un amor de esos que salen en las películas, no,
pero en el terreno de las amistades soy súper-híper-mega afortunada.


(La última bolina de mi colección, regalo de Blasf y Ohne, que han venido a visitarme)
Y, para completar este cuadro veraniego del dolce far niente, las siestas bajo la sombrilla, en el mi Bigaral (de mis entretelas), los paseos por Xagó, las cenas al aire libre, y todo ese largo etcétera en el que no pienso extenderme, me voy de viaje a una de las ciudades que más me apetece conocer.
¿Ye pa quejase? No, no ye. Au contraire, mes amies, ye pa aplaudir hasta con les orelles, y no tien mal que parecer.
NOTA (Es que no me puedo de resistir, oyes): Desde aquí te lo digo, Complemento Específico, si andas por ahí, te me manifiestes, porfa.
Nos vemos a la vuelta,beibis.
 
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