sábado, octubre 25, 2008

La vida vomitiva de la realidad (educativa)

He pasado la semana en un puritito vómito (negro).
El lunes, de buena mañana, tuve unas palabras (gruesas) con un compañero a causa de nuestras diferencias de criterio sobre el proyecto de un centro (público), al que (a mayores) han concedido un premio nacional, por dedicar sus esfuerzos, energías y presupuesto (público) a una absurda, inútil, burda, retrógrada y mezquina actividad sobre Educación Vial. Que, desde aquí lo digo, debería desaparecer de los centros sostenidos con dinero público, junto con los Desayunos Saludables de los cojones, la Puta Pirámide, o Rueda, de los alimentos, la jodida Higiene Buco-dental y las redacciones de mierda sobre las vacaciones, por ejemplo.

El martes, destacado en la página oficial de la Consejería de Educación y Ciencia de ésta, mi Comunidad Autónoma, abanderada (nacional) del uso, y empleo, de las TIC en educación y de la innovación educativa, con siete convocatorias interinstitucionales, siete, a sus espaldas de Educación y Promoción de la Salud, me encontré con esto, como ejemplo de buena práctica educativa.
El miércoles, M me envió un cuento sobre la Osa Rosa (alumna de Educación Infantil en el cole del Bosque, donde sólo hay osos), que es una osita mala y retorcida de cojones, que se niega a trabajar, y su seño la castiga sin salir al recreo y sus compañeros ositos la rechazan porque es mala y les habla cuando ellos, que sí que son buenos, están haciendo las fichas, y su madre se avergüenza de ella, etcétera, cuyo autor ha tenido los güevos de mandarlo como muestra de una colección completa de cuentos, todos del mismo jaez, para que los centros la compren y la utilicen para Educar en Valores.
Ayer, jueves, mi compañera Japy me cuenta que un colegio-guetto (alumnado inmigrante, de etnia gitana y viviendas sociales) ha solicitado al Secretariado Gitano un taller de Técnicas de Estudio para Educación Infantil, porque la maestra de Infantil está desesperada (la pobre) porque no hace carrera de su clase (ocho criaturas, ocho, en total).
Y ya, para rematar la semanita, esta mañana, me encuentro con esta noticia de portada en los principales periódicos regionales.

(Y la maestra, oyes, tan contenta, con sus fichitas del otoño, todas igualitas, sus gomets, sus platidecores, sus letras mayúsculas para colorear, atendiendo a la diversidad, fomentando la creatividad y la autonomía personal, contribuyendo a la adquisición de las competencias básicas con un currículo innovador, a la par que novedoso...)

Menos mal que hemos tenido el grandísimo acierto de escoger esta peli para nuestra sesión cinematográfica de los viernes noche.

Menos mal que tengo a Daniel Pennac para sacarme del vómito y del astío, para recordarme que otra Educación es posible.
Menos mal que hay maestras, como mi M, que sí creen en la Educación, que sí innovan, que sí se plantean el por qué y el para qué de lo que hacen, día a día, en sus aulas.
Menos mal que mañana es sábado y, a las doce en punto, estaré celebrando, con el maravilloso personal de la Escuela Municipal de Cerámica de Avilés, en la que he pasado algunos de los mejores momentos de mi vida, y los que pasaré (D. m.), sus 25 años de existencia.
Menos mal que, después de treinta años, treinta, de profesión, todavía soy capaz de ilusionarme y seguir luchando por la Educación en la que creo.
 
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