Al 2010, GRACIAS, sobre todo, sobre todo, porque el susto que nos dio elmicuñao, que más que cuñado es un hermano más, no sólo porque mi hermana y él lleven juntos más de media vida (empezaron siendo adolescentes) y porque sea amigo de mi hermano nº 2 desde que tenían 12 años, si no porque es una de las mejores personas que conozco, sólo se quedó en eso, en un susto. Gordo, pero susto.
Gracias por las personas a las que quiero y me quieren.
Gracias por los paseos por Xagó, por los baños y las siestas bajo la sombrilla en el mi pedreo, por los mandalas después de desayunar, por las siestas bajo la manta, por la calefacción en los días gélidos del invierno, por las tardes de los viernes, por las noches de cine, por las partidas de golf, por mi vuelta a las aulas, por las sonrisas, y las lágrimas (que este año que se acaba sólo han sido de emoción, y no de tristeza); por Tiza y Bilbo; por lo que he aprendido, y seguiré aprendiendo; por las celebraciones familiares...
Gracias por el regalo de cada uno de sus 365 días.