sábado, julio 17, 2010

La vida sorpresiva de los fotogramas

Es oficial: estoy de vacaciones. Aún me quedan algunos flecos, es cierto, que liquidaré, perdón por la ordinariez, cuando me salga de la fañagüeta, de aquí al día 30, pero ESTOY DE VACACIONES.

(Aspecto de mi lugar de trabajo, arreglado para la ocasión)
Y como estoy de vacaciones y, a mayores, cuando llegue septiembre y todo sea maravilloso no tendré que volver a ese puesto de trabajo del que estoy hasta la punta de la caipirinha que tantas satisfacciones y quebraderos de cabeza me ha proporcionado, he decidido celebrarlo como me salga de la fañagüeta (habéis de perdonarme de nuevo, pero es que siento una querencia especial por esta palabra procedente del bable, que no creo necesario traducir, oyes, pero si alguna no la adivina por el contexto que me lo diga).
(Green del hoyo 3)
Para empezar, ayer me fui con la mi Marcelilla a Las Caldas Golf Clab, a meternos 18 hoyos entre pecho y espalda. Luego echamos unas partidillas al Scrabble (me había pedido públicamente la revancha y una es muy seria para según qué cosas), 2-1 a su favor, quedamos ayer, y después me tumbé en mi sofá, manta eléctrica en las cervicales mediante, al objeto de fijar en mi retina las secuencias en las que aparece la mi Beckett repasar el último capítulo de Castle.
(¡Maminina, maminina!)
Esta mañana, después de desayunar opíparamente, fiel a mi actitud de hacer lo que me salga de la fañagüeta en cada momento, me lancé al ordenador a empaparme de la actividad profesional de Stana Katic, más conocida como la mi Beckett, y, ¡oh sorpresa!, me he encontrado con esto*.

Desde aquí os lo digo: aún me tiemblan las piernas, circunstancia que he de arreglar inmediatli, si no quiero que la mi Marcelilla y lamirmana me den un monumental repaso en la partidita de golf que vamos a jugar esta tarde.
Ya me había impactado en su momento, cuando vi la peli que, por cierto, es estupenda, a la par que edificante, y muy recomendable. Pero, claro, descubrir a la mi Beckett en semejantes circunstancias me ha dejado completamente y absolutamente kaos.
Voy a zamparme unas andariquinas y una ensalada de pasta a ver si consigo quitarme de la cabeza la escenita recomponerme para afrontar con dignidad la partida de esta tarde. Aunque, si he de ser sincera, me temo lo peor.
*Dedico esta secuencia al mi Cañón del Colorado con motivo de su cumple: no te has de preocupar, beibi, como podrás comprobar por este bonito post, el avance del calendario es inexorable, sus efectos sobre la anatomía, a veces, devastadores, pero la mente, ¡oh, la mente!, permanece impertérrita. La mía, concretamente, anclada en la adolescencia, así que no desesperes, bombón.
 
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