viernes, julio 24, 2009

La vida ajetreada de los momentos (veraniegos)

Ya, ya lo sé, llevo sin actualizar desde el día catorce de los corrientes (tres-cuatro-ocho, cuarto piso sin ascensor), pero es que no me da tiempo. Y cuando lo tengo, estoy tan destruida, que sólo me quedan fuerzas para tirarme en el sofá, o en el mi Bigaral, dependiendo del tiempo atmosférico, a roncar dormitar, bien bajo la manta a cuadros, bien bajo la sombrilla.
Porque yo, ya lo tengo dicho hasta la saciedad, soy una señora mayor, y pago cada uno de mis excesos a precio de oro. ¡Ojitísimo!, que diría la mi M (que la tengo cociéndose en su propio jugo allá por tierras manchegas), no me quejo ni tanto así, ¿eh? No. Que lo estoy pasando como hacía tiempo, muuuuucho tiempo, que hacía no sé cuantísimo que no me llevaba tales panzadas seguidas de risa, que estoy más contenta que unas castañuelas y, a mayores, encantada de la vida, como Concha QuéAsco, pero sin pérdidas, de que este verano hayáis decidido venir a visitarnos y regalarnos momenentos tan fantásticos como los que nos estáis regalando, cada una en vuestro estilo (no me queda por menos que aclarar, en este preciso instante, que Glora es un amor de persona hupana, graciosa, cercana, entrañable, que te aboca a compartir con ella tus intimidades como si la conocieras de la vida entera, y que Farala y Kali son LA CAÑA, y que ese "como de toda la vida" genera una complicidad cósmica, porque es que hay ciertos códigos lésbicos que son difíciles de seguir para el mundo hetero, ya lo comprendo, y, claro, lo que ye, ye, y no tien mal que parecer). Pasa de que como no estoy acostumbrada a los trasnoches (que es que ayer hoy, me dormí después de las seis a. m., y me he levantado a las diez), las copas (sí, señoras, sí, aquí la que suscribe, que se había tomado el último gin-tonic durante las fiestas navideñas, está trincando comilfó) y los excesos, así, en general, pues, oyes, que se me nota la falta de entrenamiento.
(Perlitas* en la Santa Sebe -donde los TRES saltos de Farala)
Ahora bien, desde aquí lo digo, me traen al mismísimo pairo las consecuencias devastadoras (para mi físico, que no para mi químico) de los trasnoches y el trinque. Que lo que me quitan unos, me lo devuelven, con creces, Las Otras.
Cuando empecé a escribir este post, hacia las once, hacía un sol radiante. Tres horas después (tal parece que ando traduciendo, directamente, del bable, pero no, es que he tenido que salir a los recaos, porque como estoy estupenda no tengo que hacerlos de noche**), el cielo se ha cubierto de nubes y amenaza lluvia (como se puede apreiar en este gráfico, queridas amigas bolleras blogueras, las gaviotas no engañan).
(Gráfico a apreciar)
Estupendo, ya tengo disculpa para tirarme en el mi sofá a dormir una siesta reparadora al objeto de estar en plena forma esta noche, que nos vamos a cenar a Gijón. Ea.
*En referencia al famoso dicho asturiano, la que sea fea que haga los recaos de noche.
**Perlitas. Culín de bebida diferente a lo que estás tomando que se ingiere con el único y exclusivo objeto de subir el nivel etílico y liarla parda.
 
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