sábado, noviembre 15, 2008

La vida hilarante de las cenas con las amigas

El jueves, después de hacer encaje de bolillos para sincronizar las agendas, sobre todo la de Marcela, que desde que se me dedica a dar charlas por todas y cada una de los bonitas ciudades de la geografía española, y se me codea con el alto comisionado de la ONU y popes en general, no hay quién la pille, conseguimos materializar una cena cien veces pospuesta, la susodicha, la mi M y yo.
Ya sé que me está bien de decirlo, y por eso lo digo, pero las traté como a dos reinas, porque según llegaron se sentaron en el sofá a dar la lengua y me mandaron a la cocina (sí, sí, con todo el descaro, ¡Hala, Marmarita, tú a lo tuyo, que venimos muertas de fame!) a pelearme con los fogones. Di tú que como tengo cocina americana no me perdí ripio de la conversación, y hasta pude intercalar un par de palabras, o tres, que sino me hubiera sentido como una de aquellas que protagonizaban "Arriba y abajo". Ellas, de arriba, yo, de abajo.
Y, menos mal que elegí un menú facilín, de esos que se resuelven en un verbo.

Ensalada, con piñones y nueces, maceradas en aceite de oliva virgen, aceto balsámico y miel
Spaghetti al nero di sepia con gula (del Norte)
Compota de manzana asturiana a la reducción de brandy con canela en rama
Lambrusco
Agua (Vichy catalá)
Café (descafeinado)


(Para que os vayáis haciendo una idea del aspecto que tendrá el platillo la próxima vez)
Una pena que con tanta fame, tantas prisas por hincarle el diente a las viandas y tanta risa no haya dado tiempo a hacer el reportaje gráfico del evento, porque la mesa me quedó monísima, a la par que elegante (que la pongo con mucho gusto, yo, la mesa) y el platín de spaghetti nero con gulas es de lo más fotogénico, pero no se puede estar a todo, guapinas.
Comprenderéis que no puedo permitirme revelar los detalles de las varias y variadas conversaciones que desarrollamos desde las ocho y media de la noche hasta la una de la mañana, entre otras cosas porque, y no podía ser de otra manera, le dimos un buen repaso al mundobolloblog (sí, queridas amigas, sí, también vosotras fuistéis protagonistas), a la nuestra Consejería y a quien se nos puso por delante, ahora bien, desde aquí os lo digo, hubo momentos en los que me dolía la barriga de reírme. Concretamente, cuando nos dio por comentar este tema, del que prometo hacer un post próximanente.

Si no te quieres matar, las normas has de interiorizar.
Sólo hubo un sucedío que nos produjo un cierto desasosiego, sobre todo a Marcela, aunque ello, oyes, no fue óbice ni cortapisa para que, entre parrafada y parrafada, carcajada y carcajada, diera buena cuenta de su ración: que se me olvidó retirar las guindillas antes de mezclar los spaghetti con las gulas y nos pasamos media cena con el alma en vigo hasta que las localicé,
todas en mi plato, y pudimos rebañar, tranquilamente, hasta la última migaja, mojar el pan (descongelado en mi tostador nuevo, que daba la impresión de que estaba recién hecho, si será bueno, aparte de mono, el mi tostador), y hasta hacer bocadillinos de ajo, aprovechando la (jodía) circunstancia de que ninguna de las tres nos veríamos en la obligación de morrear con nadie, aquella noche.

martes, noviembre 11, 2008

La vida gratificante de los caprichos

Estoy que lo vierto. Llevo una temporada que me ha dado por regalarme de todo. Unas cosas porque las necesito y otras porque me apetece, sin más.
Que si una tarde en el Balneario, que si un concierto de Gardiner, que si unos ratucos de lectura, en medio de la vorágine laboral, que si un paseo por Xagó a media tarde, que si un baño de sales, que si unas castañas cocidas para cenar, que si este libro que llevaba un año queriendo comprarme y que no me decidía, vete tú a saber por qué.

(Más que un libro, esto es una joya. Las fotos, de Vilaboy, los comentarios de Justo Ureña, Cronista Oficial de la Villa y pozo sin fondo)
Esto, en la sección "darme gusto al cuerpo, y a la mente".
Y luego, pues también me ha dado por regalarme objetos, o cosas. Habida cuenta de que soy de carácter más bien austero, no es este un capítulo en el que me prodigue. Vamos, que me compro, casi, exclusivamente lo que necesito, así que el hecho de comprarme cosas lo encuentro extraordinario, que no vulgar.
Por ejemplo. Hace dieciséis años y medio, cuando me vine a vivir a Avilés, mi madre me regaló un tostador. Tostador que empezó a agonizar a principios de este año, cuando se le rompió la pieza de bajar las tostadas. Pensé en cambiarlo, pero luego comprobé que si utilizaba un destornillador a modo de palanca podía arreglarme. Y me arreglé, hasta la semana pasada me dio por empujar las rebanadas a mano, y, claro, se me desconchinfló. Ayer, ni coja ni perezosa, subí a "El Corte Inglés" y me compré éste.

(Los había más baratos, sí, pero las pijas es lo que tenemos, que nos pirriamos por el diseño)
Al bajar el viejo de la nevera, que es donde lo tengo instalado, para poner el nuevo, no pude evitar echarle un vistazo para ver si averiguaba cuál era la avería. Y lo averigué. Y lo arreglé, yo solita, porque lo único que le pasaba es que se había salido una pieza de una ranura, pieza que volví a encajar en un santiamén. Estuve en un tris de volver a instalarlo, meter el nuevo en su caja y devolverlo. Pero, ¡quia!, me contuve a mí misma y me dije: Marmarita, ya está bien de cutrerías, tía, te quedas con el tostador, que es monísimo, a la par de práctico. Lo único que vas a devolver es el destornillador a la caja de herramientas, que es donde tiene que estar.
Y, ya que había hecho el esfuerzo de subir hasta allí, no pude por menos que comprarme esto:


Oyes, que la tengo enterita bajada, capítulo a capítulo, con la mulita, pero me dio igual. Y, es más, me dio lo mismo.
Llegué del paseo nocturno y me metí dos capítulos en canal, como si los estuviera viendo por primera vez. ¡Qué definicíón! ¡Qué calidad de imagen, y de subtítulos! Porque yo, nada de versiones dobladas, ¿eh?, la voz de mis chicas, sobre todo la de la mi Bette, que me pone que más no me puede poner, la voz y la mi Bette al completo, tengo que oírla.


(Lo malo es que ahora, con la revisualización, me va a apetecer echarme una amante. Una amante, mitad lamiBette, pero más estilosuca en el vestir (que en esta temporada me la pusieron como de los Cristos) y menos mística, mitad Jodie, pero que hable, porque con el porrón de curro que tengo, como para buscar tiempo para hacer un cursillín sobre lenguaje de signos)
Sólo falta que me saquen la 5ª temporada en Navidad para que mi gozo sea completo y pueda dedicarme a repasar, again, la serie completa antes de que empiece la 6ª.
 
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