sábado, enero 19, 2008

La vida expiatoria de las palabras, y los actos


Se me ha muerto Ojos Verdes, así, de repente, en una semana. Para ser más exacta se me ha hecho el harakiri ella solita.
Sé que habrá alguna que piense que ha sido Bette Porter la que ha empujado el puñal y se lo ha retorcido en las entrañas, o que, bajo su influencia, fui yo misma la que le dio el último empujoncito, pero no. La mi Bette ye demasiado buena como para perpetrar tamaño crimen.
El puñal se lo ha clavado ella misma, poquito a poco, pero con decisión y contundencia, en tres etapas, tres, como mandan los cánones.
No voy a entrar en detalles porque yo, como la mi Bette, soy buena, a la par que discreta y elegante, y no suelo hacer leña del árbol caído, pero estoy segura de que comprenderéis mis motivos cuando os diga que no puedo seguir perdiendo el tiempo con alguien que espera, como agua de mayo, a que llegue el viernes para ir a ver "Expiación: más allá del amor".

martes, enero 15, 2008

La vida endogámica de las relaciones lésbicas


(Aclaración gráfica al post anterior)
Clara tenía una novia oficial, Angus, con la que llevaba unos cuantos años de relación formal, salpicada por las innumerables infidelidades de Clara, de las que ella hacía caso omiso.
Güendy (con quien yo había mantenido, mucho tiempo atrás, una relación de casi tres años) y su novia Viky (a quien yo había tirado los tejos sin ningún éxito durante una crisis de las gordas con mi pareja de entonces) se habían hecho íntimas amigas de la pareja. Para añadir un poco de chispa a sus anodinas vidas, Güendy se lió con Clara y Viky lo intentó con Angus, alias Fielhastaelfinus. Pero a Viky le atraían muchísimo Clara y su BMW que Angus, que ni siquiera sabía conducir, por lo que, aprovechando que Güendy estaba de viaje por el Cono Sur, se lanzó al ataque, con la pretensión de que Clara dejara a Angus y a Güendy y así convertirse ella en la única copiloto de BMW.
Cuando Güendy volvió de su viaje y descubrió la jugada, montó en cólera, se libró por las bravas de Viky e inició su propia estrategia de acoso y derribo, con éxito intermitente.
Y ahí aparecí yo, recién salida de uno de mis habituales retiros espirituales, ajena a todo lo que se cocía por el ambiente ovetense. Y me enamoré perdidamente de Clara.
El centro de operaciones de todo este cacao era el Frida, el bar de Carmen (con quien yo tuve un corto, pero intenso affaire y que, a su vez, había estado liada, sucesivamente, y por este orden, con Viky y Güendy), que le tiraba los tejos a Angus mientras Clara y yo jugábamos al tenis, bajo la atenta mirada de Güendy, erigida en jueza de silla, y Angus se tragaba varios torneos de voley-playa por la tele.
Y hasta aquí puedo aclarar.

lunes, enero 14, 2008

La vida "literaria" de las palabras



Hace unos años escribí una autobiográfica y catártica novela, cuyo máximo valor fue permitir que me distanciara de la onda expansiva producida por el terremoto (9.9 en la escala Richter) que sacudió mi vida durante dos años largos.
La titulé Esperaré por ti y por tu bemeuve hasta los cincuenta, si hace falta, frase mítica que pronunció la amante con pretensiones de mi amante de entonces, causante del cataclismo, cuando intentaba ganarle la partida a su propia novia, mientras ésta realizaba un viaje por el cono sur, y, de paso, librarse definitivamente de la novia oficial de la susodicha, que interfería notablemente en sus planes.
Aparte del consabido repaso a mi agitada vida sentimental y, concretamente, a la relación que traía de cabeza a la totalidad de mis perjudicadas neuronas, describí, con pelos y señales, sin omitir detalle, el ambiente ovetense y el modus operandi de sus personajes más populares entre los que, modestia aparte, me encontraba.
Por razones que no vienen al caso, y después de un vano intento de publicación, la novelita quedó olvidada en un rincón dispuesta a dormir el sueño eterno.
Pero, héteme aquí que, por obra y gracia de una serie sobre lesbianas y demás mujeres, que estoy viendo esta temporada, y de la que ya os comentaré algo en otro momento, he decidido rescatar mi novela, hacerle una última corrección y dársela a Marcela, que lleva pidiéndome una buena temporada, a ver si se puede hacer algo con ella.
Os mantendré informadas.
 
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