
Nos han enseñado que somos la única especie racional que hay en este planeta. No es cierto. Cuando convives con otras especies y las conoces te das cuenta de que todas tienen su propia racionalidad.
Pasé tres meses en las Galápagos, mucho más que Darwin, que sólo estuvo allí cuarenta días. Al principio pensaba que las iguanas no tenían nada que ver conmigo -su sangre es fría, su piel tiene escamas...-, incluso me producían una cierta repulsión. Mirad esta pata. Mirad vuestra mano. ¿Son tan diferentes? En esa pata estoy viendo la de una prima hermana. Todas las especies tienen que ver con todas. Cuando consentimos en la extinción de las ballenas, de los gorilas de montaña, de la foresta del Amazonas..., y pensamos que no tiene nada que ver con nosotros, nos equivocamos, estamos destruyendo nuestra propia casa, nuestra propia familia.
El Proyecto Génesis nace para trabajar con la infancia y transmitirle nuestro parentesco y nuestra relación con todas las especies del planeta. Es necesario cambiar la mirada, la conciencia; abrir la cabeza, preguntarnos ¿dónde estamos?, ¿cómo podemos actuar así?
Cuando oyes a alguien hablar con la pasión con la que lo hace este hombre, sus palabras llegan al alma. Y la conmueven. Lo único que sentí, aparte del inmenso privilegio de escucharlo, fue no estar en el aula, para compartir mi alumnado las sensaciones que tuve ayer. No me atreví a decírselo, ni delante de tanta gente, ni después, durante la comida, cuando se paseaba entre las mesas charlando con quien se acercaba a él. Cómo me arrepiento. Sobre todo, porque después de presentar su proyecto la primera pregunta que se le hizo fue:
En España, los programas son muy cerrados. Las materias tienen unos contenidos muy concretos que tenemos que desarrollar y va a resultar muy problemático encajarlo. ¿Cómo cree usted que se puede integrar su proyecto en el currículo?