sábado, mayo 05, 2007

La vida mágica de las imágenes



Nos han enseñado que somos la única especie racional que hay en este planeta. No es cierto. Cuando convives con otras especies y las conoces te das cuenta de que todas tienen su propia racionalidad.
Pasé tres meses en las Galápagos, mucho más que Darwin, que sólo estuvo allí cuarenta días. Al principio pensaba que las iguanas no tenían nada que ver conmigo -su sangre es fría, su piel tiene escamas...-, incluso me producían una cierta repulsión. Mirad esta pata. Mirad vuestra mano. ¿Son tan diferentes? En esa pata estoy viendo la de una prima hermana. Todas las especies tienen que ver con todas. Cuando consentimos en la extinción de las ballenas, de los gorilas de montaña, de la foresta del Amazonas..., y pensamos que no tiene nada que ver con nosotros, nos equivocamos, estamos destruyendo nuestra propia casa, nuestra propia familia.
El Proyecto Génesis nace para trabajar con la infancia y transmitirle nuestro parentesco y nuestra relación con todas las especies del planeta. Es necesario cambiar la mirada, la conciencia; abrir la cabeza, preguntarnos ¿dónde estamos?, ¿cómo podemos actuar así?
Cuando oyes a alguien hablar con la pasión con la que lo hace este hombre, sus palabras llegan al alma. Y la conmueven. Lo único que sentí, aparte del inmenso privilegio de escucharlo, fue no estar en el aula, para compartir mi alumnado las sensaciones que tuve ayer. No me atreví a decírselo, ni delante de tanta gente, ni después, durante la comida, cuando se paseaba entre las mesas charlando con quien se acercaba a él. Cómo me arrepiento. Sobre todo, porque después de presentar su proyecto la primera pregunta que se le hizo fue:
En España, los programas son muy cerrados. Las materias tienen unos contenidos muy concretos que tenemos que desarrollar y va a resultar muy problemático encajarlo. ¿Cómo cree usted que se puede integrar su proyecto en el currículo?

martes, mayo 01, 2007

Escultura y monumento







La historia de Avilés se asemeja a una montaña rusa. Desde que fuera fundada, allá por el siglo IX, épocas de gran esplendor se han alternado con momentos de penuria y hambre. De ser el puerto más importante del Cantábrico, gracias al monopolio de la sal , que le concedió Alfonso VI en su Fuero, hasta la fundación y posterior desmantelamiento de ENSIDESA, nuestra Villa cayó y se levantó en multitud de ocasiones. Incendios, terremotos, guerras, malas gestiones, intereses políticos y económicos, contribuyeron a hundirla, literalmente, en la miseria.
De todo se recuperó Avilés, con el esfuerzo y el trabajo de quienes nacieron aquí y de quienes vinieron en busca una vida mejor. A veces con ayuda de la monarquía, por su condición de Villa Regia, otras con la de gobernantes indeseables y otras, como ahora, por decisión de un gobierno que parece decidido a devolverle lo que es suyo por derecho.
Simbolo de la nueva época que nos espera es esta escultura, Avilés, de Benjamín Menéndez, que se alza en el recuperado Paseo de la Ría, monumento a una ciudad que vuelve a resurgir de sus cenizas con la mirada puesta en una ría en la que los barcos de carga y los pesqueros convivirán con los barcos deportivos y, sobre todo, con la obra que Niemeyer nos ha regalado para que, por fin, Avilés deje de ser la Gran Desconocida.

lunes, abril 30, 2007

La vida indigna de las palabras (I)




Hay una frase que tiene el poder de sacarme de quicio, de hacer que me salte el automático con tal virulencia que luego, inmersa en la vorágine, me las veo y me las deseo para restituir el fluido energético norma. Tal es su popularidad que incluso se ha convertido en frase hecha y se utiliza sin recato a la menor ocasión, hayas pedido, o en su defecto no, opinión sobre cualquier asunto que te preocupe. La frasecita en cuestión es:
LO QUE TÚ TIENES QUE HACER ES...
Pero, vamos a ver, ¿quién nos creemos que somos cuando nos permitimos el lujo de decirle a otra persona lo que tiene que hacer, sobre todo cuando no nos lo ha preguntado?
Porque si lo pregunto, vale, oyes, lo he preguntado (y cuántas veces lo he hecho, a lo largo de mi existencia) y asumo las consecuencias. Pero si lo único que he dicho es, por ejemplo: Fíjate lo que me pasó el otro día en el Corte Inglés (por no tocar temas más espinosos) con un dependiente, u operario... Y la respuesta que obtienes es: La próxima vez, lo que tienes que hacer es..., o (que ya me descompone completa y absolutamente), Es que, lo que tenías que haber hecho era..., se me retuercen, automáticamente, todas las tripas y salto como si me hubieran atizado con un hierro candente.
¿Os pasa?
 
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