
Ha vuelto el otoño. Ha amanecido uno de esos días tan nuestros - grises, brumosos, desapacibles-, que te invitan a quedarte en casa, arrebujada bajo la manta de cuadros, mientras la tarde transcurre plácidamente entre la película de la tele, el ratito de lectura, un pigacín*...
Hasta hace una hora, no ha dejado de caer esa lluvia fina y pertinaz que aquí llamamos orbayu, aunque eso no ha impedido que este par de seres peludos con los que convivo me sacaran de casa durante dos horas a disfrutar del ambiente otoñal.
Hubiera estado bien darse una vuelta por Xagó, no a darnos un baño, como el domingo, pero sí una buena caminata. No ha podido ser. Hoy ha tocado recogimiento, que está fenomenal. Aunque, tengo que lo decir, me encantan los paseos por la playa bajo la lluvia. El chubasquero abrochado hasta el cuello, el gorro impermeable calado hasta las cejas, los pantalones remangados hasta las rodillas y los pies en el agua.
*pigacín: pigazu* piquiñín.
*pigazu: sueño breve y ligero, de esos que te echas mientras ves una peli en la tele y no pierdes el hilo.