jueves, febrero 09, 2006

La vida íntima de las palabras


"[...] cuando un escritor escribe va eligiendo una palabra en lugar de otra precisamente porque cada palabra tiene su sensibilidad, su encuadre en el texto, su manera de llegar al lector imaginario que es él mismo (el lector otro, luego, hace con la palabra lo que su sensibilidad le manda) o a esa persona en la que piensa (yo siempre pienso en alguien vivo, cuando escribo: como si escribiera para él, o ella: no siempre es el mismo, y a veces en un mismo texto hay párrafos para distintas personas) cuando está, qué, narrando, relatando".
Cómo me gustaría que las, y los, docentes que se dedican a enseñar Lengua Castellana y Literatura, fueran conscientes de esta vida de las palabras, que es tan íntima, tan personal, que no admite una única lectura, una única interpretación. Cómo me gustaría que fueran capaces de transmitir a su alumnado, no los conceptos, ni los conocimientos que tanto pregonan y que cada quien adquiere cuando más le conviene, cuando lo desea, cuando de verdad se necesitan, sino el amor por las Palabras. Palabras con las que interpretar el mundo, su propio mundo. Palabras con las que construir la propia realidad, y no la que construyen otros. Palabras para expresar sentimientos, ideas, emociones. Palabras.

miércoles, febrero 08, 2006

La vida entrañable de las palabras


(Mármara -la primera por la derecha- a los cinco años, con su madre, su hermana, su hermano y su güelito José, en el Campo de San Francisco, de Oviedo)

He ido a encargarle a Jose, mi librero, el libro de Dionisio Viña, Cómo nos explayamos los playos (Decires, refranes y cantarinos de chigre de Gijón), sólo por la cita que Francisco García Pérez hace en el libro que (no sé si lo he comentado), estoy leyendo, de una expresión que hace años que ni oía ni usaba, y que me ha traído a la memoria a mi güelito materno, famoso cantante de tonada asturiana. Mi güelito José (con tilde en la "e"), uno de los seres más entrañables de mi infancia, fue un personaje, aparte de un abuelo cariñoso, cercano y generoso. A los 80 años grabó, a capella, un LP con doce canciones asturianas que se vendió como rosquillas. Hasta los ochenta y seis años (se murió con ochenta y siete), frecuentaba chigres y sidrerías, y hacía enmudecer a la parroquia en pleno (y si alguien, entre quienes me leen, ha estado en una sidrería sabe el bullicio que se produce en estos establecimientos) en cuanto atacaba, con su voz prodigiosa, alguna de las tonadas que le hicieron famoso, incluso allende los mares. Mi güelito José fue un asturiano de pies a cabeza, y de su boca oí, en innumerables ocasiones, expresiones como ésta, que reflejan la socarronería y la chispa de la idiosincrasia asturiana:

-Conozco un punto que comió, el solu, un saco oricios.
-¡Comeriola!
(Playos: habitantes del barrio gijonés de Cimadevilla; güelito: abuelo)

La vida sufrida de las palabras


Las reglas ortográficas son un auténtico peñazo. Sólo sirven para complicarnos la vida. ¡Basta de normas! Basta de reglas!
Basta ya de la artificial distinción entre la "b" y la "v", que se pronuncian igual. Benga, bamos a bariar esta regla de una bez, desde Balencia hasta Bolibia. Fuera con la "h", que estamos asta las cejas de acer faltas de ortografía por no aber aprendido su uso. Baya bicio, tener que escribir un sonido que no suena, ombre. Segunda norma: ¿Quién puede meterse en la cabeza el lío de "ca", "co" "cu" escritas diferentes de "qu-", cuando se dicen igual? ¡Unifikación! Agámoslo más simple y ke se bean bien echas las "kas": "Abía una kasa en la que abitaba una embra que fabrikaba keso para don Kijote". ¿No keda berdaderamente ermoso?
Tercera regla: ¿Por ké ofender a nuestros ermanos de Ispanoamérika distinguiendo "ce", "ci", "za", "zo", "zu", incluso "ce", si alli no se ace? La lengua es una patria komún, ¡ké karamba! Sedamos kon kariño y pongamos siempre "s". ¿Ké cuesta escribir : "El sapato de Sesilia es asul, komo el sielo, kompadre kasike"?
No me ablen de los asentos (kuarta regla): ¿Los tiene el latin? ¿Kuantas beses nos lleban a la konfusion? ¿Los ai en ingles, ke oy es unibersal,e?
Kontinuara...
(Lopedebega y Garrote Bill, del capítulo "Nueba nosione ortografika", Francisco García Pérez)

La vida estrellada de las palabras


Cuando una se pasa la vida en el candelabro, lo normal es que se deje la piel en el pellejo.Y cuando te ponen una alcachofa delante, lo suyo es largar, no vaya a ser que a alguien le dé por pensar que te ha comido la lengua el gato.
Ahora bien, desde aquí lo digo, yo, a esta mujer, y a otras muchas, y otros muchos, tengo que agradecerle lo muchísimo que me he reído con sus ocurrencias. Sirva, esta entrada, como homenaje a quienes, con ese gracejo natural que Dios les ha dado, han conseguido que me ría a carcajada limpia.
Y, como muestra, algún que otro botoncillo:
-"Fue una operación a vida o muerte para instalarle un pai-pai". Y, digo yo, ¿no hubiera sido menos peligroso que le instalaran el aire condicionado en casa?
-"Por favor, endereza tú la ensalada", que no tengo fino el pulso, hoy, y me ataca verla retorcida (la lechuga, o escarola).
-"La aspirina fluorescente es más rápida y eficaz". ¡Vamos, hombre, dónde vas, tú, a parar! Y, a mayores, que ni tienes que encender la luz, ni nada.
-"A mi marido le gusta ir muy alicatado". Nada que objetar, cada uno se pone los azulejos donde le place, que sobre gustos no hay nada escrito.
-"Me hicieron una redundancia magnética". Pues, menos mal que no te hicieron un pleonasmo, para instalarte el pai-pai.
(Selección recogida por Francisco García Pérez en Lopedebega y Garrote Bill. Editorial Laria. Oviedo 2005. Comentarios de la que suscribe)

lunes, febrero 06, 2006

Betty Friedan (1921-2006)


Se ha muerto Betty Friedan. Filósofa, ideóloga y periodista. Y, sobre todo, una mujer valiente y comprometida que, como tantas otras -muchas de ellas anónimas-, tuvo el coraje de enfrentarse a su fangoso destino (Simone de Beauvoir), y a los convencionalismos sociales de su época, para dedicar su vida y sus energías a la causa femenina (que no, aunque también, feminista).
El feminismo ha sido, hasta el momento, el único movimiento social que no ha derramado ni una sola gota de sangre; aunque la sangre de las mujeres que, como Betty, no se resignan a ser "El segundo sexo" y reivindican, en su día a día, el derecho a decidir por sí mismas sobre su vida y su destino, sea derramada, casi a diario, por quienes no son capaces de admitir que sus días de bárbaro poderío han llegado a su fin.
 
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