sábado, octubre 07, 2006

La vida secreta de los fotogramas (II)

(Anne Hathaway en *El diablo viste de Prada)
-Un millón de chicas matarían por tener tu puesto - le dice el sempiterno diseñador mariquita a la protagonista, cuando se queja del trato vejatorio que le da su jefa.O,
-Sabrás que has triunfado cuando tu vida personal sea una ruina.
O, lo que es lo mismo, un millón, o más, de chicas, matarían por:
-Trabajar sin horario.
-Vivir día y noche colgada del móvil.
-Abandonar a tus amistades, a tu familia y a tu pareja.
-Dejar de ser quien eres para convertirte en lo que otras personas creen que tienes que ser.
-Correr de un lado a otro cargada como una mula, vestida como si fueras a pasarte la jornada en un escaparate.
-Pintarte como una puerta.
-Ponerte más abalorios que la *xata la rifa.
-Depender de la aprobación ajena.
-Satisfacer hasta el mínimo capricho de una jefa déspota, que ni siquiera te llama por tu nombre.
-Pisar a quien se te ponga por delante para ascender.
-Ponerte unos tacones que destrozarán tus pies, además de tu columna.
-Usar la talla 36, aunque midas 1.80.
(*En Asturias había la costumbre de sortear una ternera (xata) en las romerías de los pueblos. Para que la gente se fijara en ella se la paseaba engalanada con toda clase abalorios, lazos, y demás zarandajas)

La vida secreta de los fotogramas


Estoy hasta las cejas los estereotipos.
Estoy hasta las cejas de que cualquier excusa sea buena para intentar perpetuarlos.
Estoy hasta las cejas del androcentrismo.
Estoy hasta las cejas de que el androcentrismo contamine las preferencias, los gustos, los pensamientos, las actitudes, las ambiciones, la ética y la estética de las mujeres.
Estoy hasta las cejas de la aceptación.
Estoy hasta las cejas del servilismo femenino.
Estoy hasta las cejas de Cenicienta, Blancanieves, Caperucita...
Estoy hasta las cejas de Valentino, Prada, Dolce & Gabbana...
Estoy hasta las cejas de Manolo Blahnik.
Resumiendo: estoy hasta las cejas.

martes, octubre 03, 2006

La vida perpleja de las palabras



Esta tarde he ido a El Corte Inglés al objeto de comprar unas fruslerías con las que rellenar la nevera que, como dice una amiga mía, estaba tan vacía que hacía eco. Y no he podido resistirlo. He tenido que comprar la docena de huevos que va dentro de la caja que muestro en esta imagen, al módico precio de 2.63 € (438 pesetas). La caja es una auténtica monada, con su precinto de Galicia Calidade y todo. Y los huevos, bueno, qué decir de los huevos: que si pintos, que si lisos, que si completamente ovalados, que si cada uno de un tamaño diferente... La repanocha, en huevos.

¿Qué tienen estos huevos (que no he probado, pero que estoy por apostar que saben como los de antes) para merecer semejante envase (que lo miro, el envase, y me quedo embobada)? Pues, que las gallinas que han puesto estos huevos viven en libertad en el Pazo Vilane y se alimentan de lo que pillan. Lo pone la caja, ahí, en medio. Dentro, una nota de una tal Nuria, que debe ser la que cuida a las gallinas, o la que vive con ellas en el pazo, o qué se yo, en el que te explica, con cita de Arzak incluida, la fantástica vida que llevan las gallinas en el pazo y , lo cuidadísimo que tienen su entorno y las excelencias de la producción. Y que no protestes si los ves pequeños, en relación con lo que has pagado, o la yema te parece pálida porque lo importante es la relación entre el tamaño y el peso, el sabor, el aroma y la consistencia. Porque en el Pazo Vilane no fabrican huevos, cuidan gallinas.

Mañana, de que los pruebe, ya os contaré.

 
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