sábado, octubre 22, 2011

Va', pensiero sull ali dorate

Días extraños, estos.
El verano tan esquivo en julio y agosto, se resiste a abandonarnos; el otoño, cómplice, se hace el remolón; un catarro que se convierte en bronconeumonía, me obliga a contemplar desde la ventana la pereza de ambos; todos los tiranos se abrazan como hermanos, exhibiendo a las gentes sus calvas indecentes: hay que volver a recapitalizar los bancos; todos los tiranos se abrazan como hermanos…: no hay güevos para quitarse las capuchas; un Gadafi ensangrentado implora piedad; Grecia vuelve a tirarse a la calle; alguien del PP acusa a Zapatero de pertenencia a banda armada; Oviedo se viste de gala para sus Premios; ya casi no toso; vuelve a lucir el sol, en esta mañana de otoño.
Oviedo, Premios, Ricardo Muti, gaitas y tambores, Asturias Patria querida, Asturias de mis amores, Curro.

Curro, de la mano de F., en el Cabo Vidio el verano del 2010.
Curro, Currito, se fue ayer, al amanecer, después de alegrar la vida de sus dueños durante catorce años. Se murió con nosotros— me dice mi amiga del alma y la niñez—, en su casa, en su cama. Es uno de sus consuelos. No tuvimos que ponerle la inyección —me dice F—, no sé si hubiera podido decidir en qué momento había que ponérsela.
Curro era un superviviente. Si hubiera caído en otra familia, quizás no hubiera llegado, como llegó, a una edad tan longeva para un perro. Pero, ni la epilepsia, ni las hernias, ni las decenas de achaques que padeció, de los que se recuperó como un campeón, pudieron con él hasta ayer.
Curro era como mi Tiza, un ser especial, un alma vieja y sabia, capaz de dar todo sin pedir nada.


Aunque hubiera que ayudarlo a salir, no renunciaba a su baño.
¿Nada? Bueno, sí, su rebanada de pan de molde antes de la cena, sus huesitos de aperitivo, su baño en la piscina, cuando apretaba la caló, sus juguetes, que enterraba en el jardín, siempre en el mismo sitio, sus momentos de introspección detrás de su maceta favorita, su ración de mimos…

Oviedo, Premios, Ricardo Muti, calvas indecentes, “Va pensiero”.
“Va’, pensiero, sull’ali dorate” por mi amiga del alma y la niñez, y su F., en cuyos corazones vivirá para siempre el perro querido y feliz que fue Curro.



Muti, Premio Príncipe de Asturias de las Artes, dirigió al público ante Berlusconi que, estoy segura, ni se inmuto.
 
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