miércoles, febrero 27, 2008

Pero, ¿dónde estás, Bette?*


Esta mañana, entre masaje y masaje, entre cuita y cuita (todas mías, las cuitas), comentábamos, la mi masajista, y terapeuta, alternativa, y yo, la evolución de la mi Bette. Y las dos coincidíamos en que me la tienen hecha una llaceria**.
¿Dónde está aquella Bette, me y le preguntaba, que conocimos en anteriores temporadas? ¿Dónde ha quedado la ejecutiva agresiva, todo el santo día colgada del móvil, a la que no se le ponía nada ni nadie por delante, que lo mismo le daba enfrentarse al Consejo de Dirección del CAC, que a una petarda, que a un senador de los mismísimos Yunitesteis of America en una Comisión del sacrosanto Senado de los ídem? ¿Dónde el carácter? ¿Dónde la resolutiva?
¿Qué ha sido de la mujer segura de sí misma, decidida, independiente, autónoma, capaz de seducir a propias (Alice, la fontanera, la senadora de Ohio, la muchacha de la boite-que me la mira un par de veces y se la lleva a la cama sin mediar palabra, cargadita de Absolut Martini, eso sí-, las tropecientas que hacían cola en la barra de The Planet para pedirle una cita…) y extrañas (Peggy-Guggenheim-Peabody)? ¿De la líder a la que todas pedían consejo, y opinión? ¿La triunfadora? ¿La borrachurcia y fumadora? ¿La del personal trainer? ¿Qué fue de sus convicciones inamovibles? ¿De su moral inquebrantable? ¿Dónde ha quedado, en fin, la personalidad arrolladora de Bette Porter?
Yo, conste, tengo mi teoría.

*Post que dedico a la mi amiga de la adolescencia M. D., que no me leerá nunca, que en la escena del linchamiento de Johnny Guitar, cuando están a punto de colgar a Joan Crawford, en medio del silencio sepulcral del, entonces cine, teatro Campoamor de Oviedo, se arrancó, a voz en grito, con aquel, ya mítico entre mis amistades, Pero, ¿dónde estás, Johnny?, haciendo estallar en una monumental carcajada a todo el patio de butacas.

**Llaceria (del bable). Desastre, despropósito máximo, destrozo, desgracia, calamidad, conjunto de males (sin mezcla de bien alguno, como el pecado, según el padre Astete) que se padecen salió de la peluquería fecha una llaceria (que, ya, peor no me lo puedes poner, oyes).

 
Free counter and web stats