sábado, marzo 28, 2009

La vida irremedible de los finales



Avilés, 2009. Una talludita lesbiana, adicta a la única, inimitable e inigualable serie sobre el mundo lésbico jamás filmada, se dispone a presenciar el último y definitivo capitulo. No las tiene todas consigo. Le han llegado rumores sobre ese momento, sobre ese capítulo (final), sobre las circunstancias que han rodeado el Día D, incluso sobre el modelo que luce lasuBette en una cierta circunstancia aún ignota. Hay quien le ha anticipado que el final no es bueno. No le sorprende, los siete capítulos precedentes la han decepcionado, la han dejado en un sinvivir (que vive sin vivir en ella, y muere, porque no muere).
Se prepara anímicamente. Ha esperado mucho tiempo este (¿mágico?) momento. Se tumba en su sofá, cajetilla de cigarrillos cerca, la manta eléctrica, con la que alivia los dolores de su maltrecha espalda, situada estrátégicamente entre las cervicales y las lumbares, los mandos del cutre DVD y la tele a mano. La manta eléctrica no funciona, se ha jodido definitivamente. Mal presagio.
En el exterior, las otrora temperaturas primaverales se han trocado, again, en frío invernal (ye lo que tien la metereología asturiana, variable y voluble ande las haya, que amenaza, a estas alturas de la primavera, con teñir las cumbres de blanco, again).

Some times llueve a cántaros. Some times graniza. Some times los negros nubarrones que proceden del nordés, vuelan hacia el sudés y se abren claros en los que luce, some times too, el tímido sol norteño. Temperatura, 9 grados centígrados; humedad relativa del aire, 90 por ciento; vientos suaves del nordés; nubes y claros; estado de la mar, marejada.
Contenida la emoción, la vista fija en la pantalla, sin concederse apenas un parpadeo, la lesbiana talludita observa las escenas que se suceden sin transición hacia la irremediable caída del telón. Fuma. Se hace un ovillo bajo la manta (a cuadros), presa de un nerviosismo in crescendo. Lee los subtítulos a toda velocidad, mientras procura no perder ni ripio de las imágenes. Antes de que pueda darse cuenta, los cincuenta y pico minutos han llegado a su fin.
Desconcertada, a la par que perpleja, se pregunta: ¿Pero, esto qué é lo que é?
(To be continued...)
 
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