martes, noviembre 27, 2007

La jodida vida de los sueños



Esta noche, hacia las seis de la mañana, me he despertado en plan Arquímedes, convencida de que había dado con la clave para enfocar con éxito un trabajillo que tengo entre manos para, a renglón seguido, percatarme de que las cosas ya se estaban haciendo de esa manera, pero que qué cóño habrían entendido aquellas buenas gentes para desvirtuar lo que yo iba a proponerles como novedosa alternativa.
No sé si mi idea tendrá futuro, pero gracias a este episodio nocturno he tomado una decisión: hasta aquí hemos llegado (lo de "hemos" es un mensaje claro y contundente a un par de sinsustancias de mi pandillita interior que me miran con cara de a mí qué me cuentas, las muy...).
¡Que no, leches, que no! Que no sigo, ni un día más, con este ritmo de trabajo enloquecido que me he autoimpuesto (obligada por las circunstancias, eso sí). Que una cosa es trabajar para vivir y otra, muy diferente, vivir para trabajar. Que la educación de este país no se va a hundir porque yo baje el diapasón. Que hay vida, más allá del trabajo. Que hay otros mundos, pero están en éste, y hay montones (de mundos) que no tienen nada que ver con el curro. Que una cosa es tener vocación de servicio y otra darse al servilismo. Que no se puede pretender abarcarlo todo. Que yo soy funcionaria,¡joder!, y no cobro por horas, ¡leches! Y que, definitivamente, quien sea fea(o) que haga los recaos de noche.
Así que, desde aquí lo digo, hoy mismo empiezo a leer una novela. Y no se hable más.
 
Free counter and web stats