jueves, febrero 05, 2009

¡Eleeeeee, eleeeeeee y eleeeeeee!

Por un momento, durante el visionado de la primera escena del primer capítulo de la sexta temporada de L, tuve la sensación de vivir un déjà vu, de haber vuelto a un pasado en el que, durante semanas y semanas, capítulos y capítulos, una pregunta martilleaba machacona las mentes de quienes vivíamos pendientes de la resolución del enigma más enigma de todos los tiempos (televisivos): ¿Quién mató a Laura Palmer?

Pero no, no se trataba de un remake de Twin Peaks, la malograda (por el absurdo final) serie de mi admiradísimo David Lynch. Lo que, efectivamente, estaba viendo era L, MI L (word). Y la muerta no era Laura Palmer, si no la inefable Jenny Schecter.

Una cosa es segura, a Jenny no la ha asesinado El Enano, aunque tampoco quedó claro que asesinara a Laura Palmer.
Qué, ¿quién mató a Jennifer Schecter? Sinceramente, queridas, me importa un bledo.
Lo que a mí me trae hablando sola es, a saber, dos puntos,
a) El modeleo y estilismo, en general, de lamiBette. Que cuando la vi de semejante guisa, farolillos aderezados con volantes (¡tan españoles!) me dije: ¡la han vestido para mí! O sssea, la estilista se ha enterado de nuestra quedada del verano pasado en Mitadelcamino, Sin farolillos, que la titulamos, y nos está dedicando el vestuario.

Di tú que este otro modelín aleopardado también tiene lo suyo, ¿eh?

¿Y el peinado? Ya lo he leído en no sé qué blog: Volumen, ¡no!, pero me insisten y me insisten en la melena aleonada (las leopardas no tienen melena) ¿Y esa boquita pintada? ¿Y esas uñas, rojo pasión, a juego con las de las uñas de los pies? Que no se las he visto, pero me juego lo que sea a que me las lleva pintadas del mismo color. Con un par.
(LamiBette luciendo gesto feroz, acorde con el modeleo)
b) Andaba, yo, intrigada con el asuntillo de cómo me iban a tratar a lamiBette esta temporada, si la iban a dejar disfrutar en paz de su sacrosanto matrimonio, si le iban a ir bien las cosas en el curro, si se iba a embarazar... Y, sobre todo, ¿cómo se las iban a arreglar las guionistas para mostrarnos una relación exenta de drama. Bueno, pues, a la vista de los acntecimientos, me temo lo peor. Es decir, me late que le va a tocar de sufrir y de sufrir, capítulo tras capítulo. Y sino, a las pruebas me remito.

Estuve en un tris de darme al llanto (y de meterme en la pantalla a consolarla) al verla así, hecha polvo, los ojos anegados, el gesto contrito, después de volver con la niñina de Urgencias (y encima ni eran las de la Maca de Ohne, las Urgencias), que ella, lamiBette, es de culta que más no puede, pero no me sabe manejar un termómetro digital y, donde ponía 37.5º, leyó 40º y creyó que Angie se les moría, y por poco le da un pasmo de la angustia. Y, ya, de la que llegan a casa, tranquilinas porque la niñina sólo tiene un catarro, va y se le cae encima la losa de la culpabilidad (que qué culpa tendrá, ella, de estar como un queso y de que todas -yo la primera- quieran coger con ella) y no sabe ni qué hacer para que lasuTina no le tenga en cuenta ese pasado (que para mí quisera yo) de crápula y piense que se la va a volver a pegar con la primera que llegue.
Y, a mayores, parece ser que Jodie ha vuelto en plan vengativo. No sé si soportaré tanto sufrimiento. Egein.
 
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