miércoles, febrero 08, 2006

La vida entrañable de las palabras


(Mármara -la primera por la derecha- a los cinco años, con su madre, su hermana, su hermano y su güelito José, en el Campo de San Francisco, de Oviedo)

He ido a encargarle a Jose, mi librero, el libro de Dionisio Viña, Cómo nos explayamos los playos (Decires, refranes y cantarinos de chigre de Gijón), sólo por la cita que Francisco García Pérez hace en el libro que (no sé si lo he comentado), estoy leyendo, de una expresión que hace años que ni oía ni usaba, y que me ha traído a la memoria a mi güelito materno, famoso cantante de tonada asturiana. Mi güelito José (con tilde en la "e"), uno de los seres más entrañables de mi infancia, fue un personaje, aparte de un abuelo cariñoso, cercano y generoso. A los 80 años grabó, a capella, un LP con doce canciones asturianas que se vendió como rosquillas. Hasta los ochenta y seis años (se murió con ochenta y siete), frecuentaba chigres y sidrerías, y hacía enmudecer a la parroquia en pleno (y si alguien, entre quienes me leen, ha estado en una sidrería sabe el bullicio que se produce en estos establecimientos) en cuanto atacaba, con su voz prodigiosa, alguna de las tonadas que le hicieron famoso, incluso allende los mares. Mi güelito José fue un asturiano de pies a cabeza, y de su boca oí, en innumerables ocasiones, expresiones como ésta, que reflejan la socarronería y la chispa de la idiosincrasia asturiana:

-Conozco un punto que comió, el solu, un saco oricios.
-¡Comeriola!
(Playos: habitantes del barrio gijonés de Cimadevilla; güelito: abuelo)

4 comentarios:

yo, la peor de todas dijo...

un recuerdo muy entrañable de tu güelito José, eres muy afortunada de haber tenido un güelito así

Marcela dijo...

La figura del güelito en Asturias es muy fuerte ¿eh Mármara? Yo también tuve la suerte de tener un güelito que me enseñó muchas cosas, entre ellas a silbar cuando no estaba bien visto que las niñas lo hiciéramos. Gracias por hacer un homenaje a esas personas que nos marcaron.

Roma dijo...

Jo!, Otra vez andamos con el misterio de los comentarios desaparecidos... Porque te puse uno, Mármara, esta mañana, después de La Peor y ahora no está... no lo entiendo... Te puse que estábais todos muy guapos, pero que tu madre era guapíiiiiiisima, guapíiiisima...

Mármara dijo...

Sí, la verdad es que soy una persona muy afortunada, en éste y en muchos sentidos. No sólo por mi güelito José (que fue el único que conocí)y por mis titas del alma (que tienen 93 y 96), sino por toda mi familia. Es lo bueno que tiene las familias numerosas o, por lo menos, la mía, que funciona como una piña, que celebra los logros y te arropa cuando lo necesitas.
Y sí, Roma, mi madre fue guapísima y mi padre un bellezón, por fuera y, sobre todo, por dentro.
Es cierto que la figura de los güelitos asturianos es muy fuerte, pero quizás la de todos los abuelos y abuelas de toda España, o del mundo mundial, sea igual de fuerte, aunque nosotras sólo conozcamos lo nuestro.

 
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