jueves, enero 05, 2006

La vida pública de los deseos (y VI)


Poder seguir soñando, incluso dormida.

2 comentarios:

Tempus Fugit dijo...

Sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y al final, en conclusión
todos sueñan lo que son
aunque ninguno lo entiende.

De la Vida es una Barca (Calderón de la Mierda).

Tempus dixit.

Mármara dijo...

Ya que "La vida es una barca", casi cabría preguntarse aquello de "¡Ay!, ¿quién maneja mi barca, quién?, que a la deriva me lleva, ¿quién?".

 
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