domingo, agosto 06, 2006

La vida perversa de las palabras: MIEDO


Pero no estás sola. Leola, que nos acompaña estos días, y yo, estamos contigo. Y, sobre todo, te tienes a ti misma, y a toda tu Pandillita Interior. Sí, ya sé, la tienes revolucionada, a la pandillita. Parlotea enfebrecida, te aturde, te confunde. Aplaca ese guirigay. Hazlas callar. Oblígalas a que hablen una por una, sin levantar la voz; que expongan sus ideas de forma clara y ordenada. Si escuchas con atención, seguro que encuentras la voz de aquella que fuiste antes de que el miedo te fuera ganando batallas.
El miedo. Valiente personajillo, el miedo. Míralo, fíjate bien, es como el Caballero Oscuro, enorme y aterrador. Y, sin embargo, detrás de esa armadura imponente, sólo se esconde un imbécil.
(A mi amiga del alma)

2 comentarios:

Marcela dijo...

El miedo sólo es poderoso mientras se le teme, en cuanto se le pierde el respeto el miedo es ridículo y no vuelve a ahogarnos. Ojalá nadie sintiera miedo, ojalá entre todas podamos quitarle la máscara y podamos, algún día, reirnos de nuestros propio miedo. A quien tenga el miedo por compañía, desde aquí, mi mayor solidaridad y, si pudiera, mi ayuda.

Mármara dijo...

Ojalá, Marcelilla, ojalá.

 
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