miércoles, diciembre 13, 2006

La vida lúcida de las palabras


Creo que uno de los errores en los que caemos las mujeres es en pensar que lo que hacemos no es importante. Es lo más importante: si no hay orden, comida, cama cómoda, casita agradable y limpia, ropa a punto, calefacción funcionando, agua caliente en la ducha y un largo etc, no se podrían hacer el resto de las cosas. No se puede escribir un libro si las necesidades básicas no están cubiertas, o inventar o proyectar un puente o.... Bueno que es lo primerito y por lo tanto lo imprescindible y por ello lo más.
Ahora mi descubrimiento:
Cuando en el cole hacemos, las criaturas o yo, labores domésticas (ordenar la clase, limpiar las mesas, preparar la fruta, llevar los papeles al contenedor...) parece que son tareas que preparan para... para algo importante: pintar, escribir, cantar. Son como previos necesarios para otra cosa, en teoría, mejor. Las hacemos deprisa, sin tiempo, regañando porque lo que queremos es poder realizar la tarea "importante".
Y, gracias a vosotras y a lo que hablamos ayer, me he dado cuenta de que las mujeres nos echamos piedras en nuestro tejado también en esto. El hecho de recoger, o limpiar, o preparar la mesa es tan importante como lo que viene detrás puesto que sin ello no se podría realizar.
Entonces, dediquemos un tiempo concreto y relajado a hacer estas tareas, no en plan "venga, venga que tenemos que..." Enseñemos a las criaturas la importancia de estas acciones en sí mismas, el placer que nos proporciona el resultado y lo bueno que es hacerlo con tiempo y... ¿Quizá música? Lo bien que nos sentimos si disfrutamos con ello.
Nosotras mismas desvalorizamos estas labores no dándoles espacio real en el horario de clase. Entonces, ¿cómo queremos que los niños y las niñas hagan estas tareas con agrado, si las consideramos meras insidiosas actividades que preparan para hacer algo guay?
Aportación de una maestra al Seminario La Coeducación en Educación Infantil.

6 comentarios:

Roma dijo...

Muy cierto. Me parece una observación de mucha importancia. Qué cosas... y es que hasta parece mentira que se nos pasen por alto cosas tan obvias...

Mármara dijo...

Yo también creo que éste es uno de los descubrimientos más importantes a los que he tenido acceso en los últimos tiempos.
Pero, es que, las mujeres somos así. O nos han hecho creer que las cosas funcionan de cierta manera y nos las hemos creído. Ahora bien, en cuanto nos planteamos las cosas desde cierto ángulo, ¡cómo cambia la cosa!
La amiga a quien pertenece esta reflexión es una de las mentes más lúcidas que conozco, en cuando a temas de Educación se refiere. Si hubiera muchas como ella, que pusieran en práctica ideas tan rutundas y sabias como ésta (y otras que tiene), seguro que los hombres y las mujeres del futuro no tendrían que pasar por el horror que supone vivir en la obligación de dar respuesta a los estereotipos fabricados por la sociedad patriarcal, que hacen tanto daño a unas como a otros.

chusbg dijo...

Totalmente de acuerdo Mármara, eso educa tanto como lo que más pueda educar, y son cosas a aprender en casa y en el cole, ahora que bien estaría que nos agenciasen un robot como ese que has puesto en el dibujo para hacer todas las tareas, una maravilla, una idea que habrá que dar a los gobiernos, espero que se note el tono jocoso con el que he dado esta segunda idea.

Un saludo

Anónimo dijo...

Como habéis dicho es obvio pero no lo damos importancia, sobre todo, nosotras que le dedicamos mayor tiempo tanto en casa como en clase y si no hay personas encargadas de hacer esas tareas, como se nota, parece que lo demás no funciona igual porque no te encuentras a gusto, ni puedes trabajar bien. Este descubrimiento tiene mucha razón, educando en el gusto y la importancia de ello daremos un paso importante.
Albahaca

Mármara dijo...

Pues sí, querida amiga, sí. Sobre todo, a la hora de abrir los espacios que, hasta ahora, se han considerado esencialmente femeninos, a los varones y darles la oportunidad de comprobar lo importante que es compartirlos en vez de matarse por ellos.

Anónimo dijo...

Desde luego, la casa no se empieza por el tejado, así que muy interesante la reflexión, me recuerda al juego, tan educativo y pedagógico. Un saludo. La visitante.

 
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