sábado, junio 23, 2007

La vida paradójica de las palabras


Profesor,a. Persona que enseña un arte u oficio.
Maestro, tra. Dicho de una persona o de una obra: De mérito relevante entre las de su clase.
El otro día un taxista me explicaba la diferencia entre profesor y maestro. Según él, el profesor es el que más sabe, el experto en alguna materia, y el maestro el que no necesita saber tanto porque enseña a los más pequeños.
Excepto en la enseñanza, Maestro es quien destaca entre los de su clase. Al director de orquesta se le llama maestro, mientras que a los músicos que componen la orquesta se les conoce como profesores. Hay maestros del torero, del cante jondo, de la pintura..., y hasta de la ebanistería.
En educación, el maestro es el último peldaño de un escalafón que presiden los catedráticos de universidad, expertos entre los expertos; el último mono, el que menos cobra, el de menor categoría, social y profesional. Para maestro de escuela vale cualquiera. Y para maestra...

11 comentarios:

Anca Balaj dijo...

"Curiosamente" hay más mujeres enseñando a los pequeños y, a medida que ascienden los cursos, hay más hombres. Así, desde la escuela, los alumnos tienen ocasión de aprenden el "orden social".



Un beso

txanba dijo...

solo me queda esperar en este silencio de las palabras el rincón de la maestra.

Marcela dijo...

Creo que la catergoría no la marca el escalafón, sino lo feliz que sean las personas en el trabajo que han elegido. Yo tengo la suerte de ser profesora y soy feliz, mi madre era maestra y ella nunca se hubiera cambiado por mí, era feliz siendo maestra.

Mármara dijo...

Así son las cosas Aminúscula. Lo realmente importante siempre es tarea masculina. O también puede ser que los hombres sepan (como tanto se dice ahora) poner en valor lo que hacen.
No es mala idea, lo de "El rincón de la Maestra". A ver si alguien se anima.
Totalmente de acuerdo contigo, Marcela, pero no es a eso a lo que quería referirme en este post, sino a la realidad social en la que se inscribe nuestra profesión, en la que sigue primándose la acumulación de conocimientos por encima de la capacitación profesional. Y yo, qué quieres que te diga, encuentro mucho más difícil y comprometida la Educación Infantil que el Bachillerato. Y, sin embargo, una maestra de Infantil tiene más horas de docencia directa (porque no se valora ni su esfuerzo, físico y mental, ni su trabajo)y cobra mucho menos que una de Secundaria, porque todavía seguimos pensando que es mucho más importante soltar un rollo sobre la historia de España, que el alumnado coja apuntes enloquecido y luego vomite sus conocimientos en una hoja de examen, que educar a la infancia.

chusbg dijo...

Totalmente de acuerdo contigo Mármara, lo difícil es educar a la infancia, sin embargo no sé por qué en España no se da ningún valor a los pequeños, es como si se estuviese esperando a que se hagan más mayores y así poder enseñarles de la manera que explicas al final de tu comentario, eso es lo serio, aprenderse los reyes godos y luego vomitarles como un papagayo.
Por ejemplo, en el estudio de idiomas si se pusiese a verdaderos enseñantes cuando son pequeños luego estaría medio camino hecho, en España se ha consolidado a personas que, no es que no sepan enseñar, es que no tienen además los conocimientos necesarios pues sus especialidad no es esa. En otros países cuando una persona acaba sus estudios pueden hablar el idioma que han estudiado, aquí se tiene un conocimiento teórico pero no se saben expresar en el idioma aprendido.
Los que gustan de este "oficio" de enseñar y saben hacerlo seguramente son muy felices pues pienso que no hay nada como transmitir conocimientos y ver como los niños te lo agradecen.

Un saludo

Anónimo dijo...

Acabo de tener una visión, qué tal estaría un catedrático en un aula de Infantil con venticinco niños de tres años?

Mari Triqui dijo...

Lo importante para mi es que soy feliz dentro del aula y que, los primeros días de cada nuevo curso,vuelvo a sentir el cosquilleo en la barriga...
Yo soy profesora y convivo con catedrádic@s y maestr@s y no los valoro más o menos porque sean una cosa o la otra...
Lo que sí es totalmente injusto es que para la Administración seamos diferentes...
Un beso.

Morgana dijo...

Hola, holaaaaa!! pasaba a saludar.

Pues ya ves, yo, maestra de Primaria e Infantil y opositora de Maestros de Infantil, soy muuuuy feliz entre niños/as y compañeros/as.

Aún lo hay peor, eh? Dentro de los maestros/as, los de la privada algunos/as tienen convenios y sueldos de educadores.

Besos Mármara!!!

Anónimo dijo...

Los buenos maestros y maestras de la infancia nos guiarán siempre a lo largo de nuestra vida.
En mi corazón llevo el reconocimiento que les debo.

Mármara dijo...

En no pudiendo dictar la lección o explicarla en la pizarra, mientras las veinticinco criaturas escuchaban en absoluto silencio tomando apuntes, lo menos que le daba era un patatús, Maestradeescuela.
No pongo en cuestión la vocación de una parte del profesorado, Glora, lo que cuestiono es la forma en la que sigue entendiéndose la educación y, consecuentemente, el prestigio del profesorado.

dable dijo...

Sería conveniente que España se fijara más en los modelos nórdicos (creo recordar Finlandia, como pionera) de enseñanza, los cuales tienen por ley que solamente los primeros en las promociones de magisterio pueden acceder, tras un riguroso examen, a ser los profesores (o maestros) de los párvulos, (igual que aquí, que una inmensa mayoría de las personas que estudian magisterio son los rebotados de otras carreras).

Un saludo

 
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