sábado, febrero 26, 2011

La vida incomprensible de la existencia

Escucho por la radio, de camino mi cadena favorita de supermercados, dispuesta a llenar mi despensa, que España entera vive una jornada primaveral. Como en tantas ocasiones pienso que Avilés no está en los mapas (del tiempo). La niebla desdibuja los contornos del Niemeyer, mientras esa lluvia impenitente, que aquí llamamos orbayu, empapa sin prisa, pero sin pausa, sus muros de hormigón blanco.
Hace un ratín he hablado con la mi Marcelilla. La he pillado pidiendo una cervecita con limón, en una terraza de Sevilla, a 25º, disfrutando de la compañía de su girlfriend. Es primavera en Sevilla.
Me pregunto cómo será la primavera de Trípoli, o de Bengasi, o de cualquiera de esas ciudades cuyos nombre aprendo estos días, unidos a los cientos, miles, de muertos que está provocando ese claptócrata enloquecido, embriagado de poder, uno de tantos, que ha gobernado a su pueblo a base de terror y represión con la connivencia, incluso complacencia, de los países que nos llamamos, a nosotros mismos, civilizados. También con la mía, que no me he lanzado a la calle a protestar por semejante dislate; que analizo con mi alumnado la situación de los países que se están levantando contra sus dictadores, pero no pongo el suficiente ímpetu en criticar la complicidad de mi propio gobierno, más preocupado por el precio del crudo que por las vidas que se siegan todos los días. Vidas de personas como yo. Vidas de adolescentes de la edad de mi alumnado, contratados como mercenarios en países que viven en la más absoluta de las miserias, mientras sus gobernantes engordan cuentas bancarias en paraisos fiscales, Madrid, Londres, Paris, Roma o Nueva York, compran villas en la Toscana, edifican mansiones en EEUU, o se bañan en exclusivas playas mediterráneas.
(Imagen capturada de El País digital)
Me pregunto muchas cosas, en esta tarde lluviosa de sábado, desde la seguridad y comodidad de mi casa. No encuentro respuesta para ninguna.
Es primavera, en España. El cielo de Avilés llora por tantas primaveras con todas sus esquinas rotas.

12 comentarios:

iTxaro dijo...

complicada primavera tienen por esos sitios.
El otro día estaba comiendo con mis sobrinos, y estábamos viendo las noticias (en su casa comiendo ven los dibujos, en la mia las noticias). El pequeño se estaba quedando alucinado (o más bien tenia cara de cierto miedo)y me preguntó qué era un dictador.

Cuando le dije que era alguien que mandaba a su pueblo y quería que hiciese lo que él quisiera, pensé "ahora este me dice, como mis padres no??"
Ya le expliqué qué era un dictador, espero que entendiera algo....

ISA dijo...

La vida es, para la mayoria de las personas, una gran injusticia.
Si supiéramos cuantas mueren de hambre, de sed, de enfermedades, de violencias, etc., veriamos que los "privilegiados" por vivir somos muy pocos, a pesar de que a veces la vida se nos hace cuesta arriba.
Por eso cuando tengo algún problema siempre procuro no escupir al cielo.

Mármara dijo...

Ando intentando que mis segundos de ESO entiendan el concepto de Feudalismo, iTxaro. Me lo han puesto en bandeja esta pandilla de cleptócratas.
Bueno, Isa, sí sabemos. Cada minuto se mueren CINCO personas de hambre en el mundo, y se cuentan por millones (400, dijeron ayer en Informe Semanal) quienes viven en el umbral de la pobreza, unos cientos de miles aquí, en España. Eso no quita para que, a veces, nuestra propia vida se nos haga cuesta arriba, aunque agradecer lo que se tiene siempre ayuda.
Feliz domingo.

Coquito dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
La Mujer D dijo...

Yo es que lo tengo muy claro, si quienes gobernaran el mundo fueran como Miguel Angel Revilla... nos iría mucho mejor. Y después de esta profunda reflexión... Te mando un beso enooooooooooooooooooorme!!! Muuuuaka!!

la cocina de frabisa dijo...

La misma primavera estamos teniendo en Coruña, la mismita, es más, para mayor colmo, hoy han bajado las temperaturas, así es....

De lo demás, me está pillando muy de cerca. A diario recibo crónicas de mi hijo Alex que está en Malabo (Guinea) trabajando y me cuenta cosas de las auténticas, de las que no salen en la TV y que me dejan muda.

Besos y buena semana

Candela dijo...

Estoy alucinando con lo que está ocurriendo en los países árabes, pero esta vez lo veo como algo positivo a pesar de los muertos habidos y por haber. Ver la fuerza que tiene la masa cuando reclama sus derechos me hace volver a creer un poquito en el ser humano. Aquí en "el mundo civilizado", como dices y digo que lo llamamos estamos adormecidos por el opio de nuestros casi trasnochados estados del bienestar. Estamos instalados en el concepto de la seguridad y no vamos más allá, aún renunciando a grandes cuotas de libertad. Allí parece ser que han invertido los términos: ni tenían libertad ni seguridad pero están exigiendo lo primero aún a costa de perder sus vidas. Algo digno de meditar.

Un abrazo.

Pena Mexicana dijo...

Cada que suceden cosas como las que están pasando me entra una sensación de incredulidad... ¿cómo es posible que todo eso se estuviera gestando y que yo estuviera tan ignorante? Posiblemente porque estaba muy ocupda mirándome el ombligo y quejándome de mis contrariedades de andar por casa...

besitos

Ico dijo...

Ciertamente, con la compicidad de todos, preocupados por el precio de los crudos o si los inmigrantes de esos países llegaran a Europa.. trite, primavera dónde??

Anónimo dijo...

Avilés llora porque es consciente de la realidad? Es posible. (Y de primavera un cojón, a no ser por la alteración de la sangre colectiva)

Mármara dijo...

Lo de África, en general, y lo de los países árabes, en particular, es terrorífico. Pero me parece más terrorífica aún la actitud de Europa, cómplice de semejantes desatinos.
Por lo que me toca, le estoy metiendo caña a mi alumnado de 2º de ESO para que se vayan enterando de lo que vale un peine.
Es mi pequeña contribución.
Un beso desde este invierno recrudecido.

Irreverens dijo...

Me ha encantado esta entrada, Marmarita.
Quizás porque yo llevo sintiéndome igual de apesadumbrada.
Y me cuestiono si mis donaciones a ACNUR, que llevo años realizando, no serán mi particular manera de amortiguar ese sentimiento de culpa.
:(

También aquí deberíamos estar saliendo a la calle para gritar contra todos los que han participado por activa o por pasiva que esos países hayan pasado por lo que han pasado y estén como estén.

Pero no. Aquí ya tenemos "suficientes problemas". Ay.

Un besín

 
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