lunes, noviembre 21, 2005

La vida pública de las palabras (II)


Corripio, jom(d)ío -por ti lo digo, hombre-, encuéntrate a ti mismo y sal de armario, ¡ya!, que llevar esa carga toda la vida debe de ser algo horroroso, y luego va y te sale un cáncer y tienes que achacárselo al tabaco, o al alcohol, o a ambos dos a la vez, muchacho...
Primera edición: 1983
Octava reimpresión: 2004
Ejemplares vendidos hasta la fecha: 30.000
Nota: La editorial Herder NO ha retirado los ejemplares de las librerías.
Fuente: El País, domingo 20 de noviembre de 2005

7 comentarios:

Tempus Fugit dijo...

Ni los retirará, hija. ¡Buenos son esos!

yo, la peor de todas dijo...

dios... qué úlcera nos va a salir con lo divertido que es ser un invertido... (ya le vale a la Herder) Si te interesa hace relativamente poco hice un trabajito sobre el feminismo en la transición. Por ejemplo, las leyes franquistas sobre la mujer, trabajo, matrimonio etc. De auténtico escándalo, la sección femenina.... uf cuánto tema para esta sección de "la vida pública de las palabras" (reitero que me gusta mucho ese título)

Mármara dijo...

Por supuestísimo que me interesa. Y no sabes cómo te agradezco que me lo ofrezcas, porque es un tema que me apasiona y porque tengo mucho camino que recorrer en él.
Lo del título de la sección... Como empecé en esto del blog "a lo tonto y a lo bobo", que diríamos en Asturias, le puse el primer título que se me vino a la cabeza. Una pena, porque éste me gusta mucho más y, a mayores, no se lo he copiado a nadie.

yo, la peor de todas dijo...

te lo hago llegar

Roma dijo...

Mármara bonita, puedes cambiarle el título a tu blog sin que pase absolutamente nada, y si lo has de cambiar mejor que lo hagas ahora que tu blog apenas tiene unos días.
A mí también me parece muy adecuado el nombre, sobre todo viendo por dónde va creciendo tu blog.
Besitos

Mármara dijo...

Pues,a ver si un alma caritativa me dice cómo puedo cambiar el nombre, porque sí, decididamente, me gusta mucho más.

Tempus Fugit dijo...

Llámame esta noche y te digo cómo cambiarlo. Aunque tanto Roma como Yo, la peor de todas, saben hacerlo, también.

Tempus dixit.

 
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