jueves, marzo 02, 2006

La vida secreta de los fotogramas

Editorial L. Gaumont
Redacción y administración, Gran Vía Layetana, 17. Teléfono 4423-A (por si alguna lo necesita)
Barcelona 1932

En siendo huerfana, paupérrima, estando de buen ver y presentándose de estas trazas, ¿qué le espera, a esta pobre mujer? Los hombres la desean, la acechan, la provocan. Ella, que además de hermosa es virtuosa (seguramente tendría Sé pura, de nuestra Blanca de Altamira, como libro de cabecera), rechaza las proposiciones deshonestas: Los hombres no ven a la mujer que quiere vivir, que tiene derecho a vivir honradamente, sino a la presa fácil que pueden lograr explotando su miseria.
[Entonces, digo yo, ¿a qué te metes a maniquí y a modelo de artistas, so pardilla?]
Menos mal que siempre hay hombres honrados, caballeros justicieros, príncipes azules, o verdes, dispuestos a salvar la honra de una pobre y desesperada mujer (paupérrima y de buen ver), por el módico precio de 50.000 $ de los años treinta, con tal de que no se suicide para huir de la miseria moral a que la empuja su destino cruel.
Pero, el dinero no da la felicidad, guapina, deberías saberlo, Cuando hay cariño para compartir las penas y las alegrías no se es pobre. Menos mal que la desdichada huérfana -convertida en rica por mor de un honrado, virtuoso y apuesto joven, que habelos, haylos-, aprende la lección; se hace digna del amor del joven; escribe una novela con sus experiencias, que titula El pacto diabólico, con la que adquiere fortuna propia (la jodía), y ya se puede casar, en igualdad de condiciones con el apuesto, virtuoso y espléndido joven que le mostró el camino de la felicidad (ya que ella, mujer, huérfana, paupérrima y de buen ver, no podía encontrarlo por sí misma, como es natural).
(Y con esta entrega doy por concluida esta tanda de reliquias familiares)

2 comentarios:

Roma dijo...

Jo...!! Sin palabras hay que se quedar!! Sólo una palabrota se me ocurrir.

Un beso, guapina.

Mármara dijo...

Si, es que ya te digo, Roma, jamía, no sé cómo nos logramos, entre tanto currículo oculto y explícito como hemos mamado (porque estoy segura de que a nuestras madres, tías y abuelas les caló muy hondo toda esta ponzoña y no han tenido más remedio que intentar transmitírnoslo, las pobres).
Otro beso enorme para ti, bellezón.

 
Free counter and web stats