sábado, noviembre 10, 2007

A vueltas con el amor romántico

Tal parece que no tengo otro tema de conversación, últimamente. Será que ando yo, también, con lo mío, a causa de las disquisiciones a las que me abocan las vicisitudes amorosas de mi amiga.
El caso es que, esta semana asistí a un Seminario de Coeducación en el que, sin hablar directamente de ello, se tocó el tema.
¿Por qué te interesa la coeducación?, era la pregunta a responder en la presentación de participantes.
-Porque soy mujer, madre, esposa y maestra, y estoy convencida de que le corresponde a la escuela hacer lo posible por romper estereotipos.
-Porque quiero aprender sobre mí misma y los condicionantes que me hacen actuar como lo hago, la mayoría de las veces sin darme cuenta.
-Porque tengo una hija pequeña y quiero intentar ahorrarle lo que yo he sufrido por culpa de mi educación.
-Porque necesito entender y entenderme.
Luego hablamos del enfoque que pretendemos darle este curso, el quinto. Y decidimos que vamos a centrarnos en las emociones, en la educación afectivo-sexual.
Vamos avanzado, con calma, pero avanzado, sin embargo las y los adolescentes de hoy siguen reproduciendo los mismos estereotipos que nosotras, que ya peinamos canas, algunas. ¿Cómo es posible?
Porque hemos enfocado la Coeducación hacia la parte visible (el lenguaje, el reparto de tareas, la presencia de la mujer en la vida pública, la lucha contra la violencia de género...), pero nos olvidamos de lo más complicado, la forma en la que los estereotipos de género influyen en la construcción de la personalidad.
Es necesario cambiar el currículum oculto, modificar las pautas del inconsciente y tomar conciencia de qué partes de lo que tengo grabado a sangre y fuego son realmente mías, o aprendidas. Que diría Morgana, separar el grano de la paja.
Qué difícil se nos antoja. Durante toda nuestra vida hemos construido nuestra personalidad en base a los roles impuestos por la sociedad patriarcal.
La mayoría de las mujeres nos hemos visto abocadas a relaciones en las que primaban luchas de poder que nos desgastaban hasta la extenuación. Hemos sufrido abusos. Nos hemos resignado. Hemos intentado cambiar a nuestra pareja para que se ajustase al cliché preconcebido. Hemos fracasado y hemos vuelto a intentarlo con otra pareja, para terminar cayendo en las mismas trampas. Y cuando nos llegó el momento de decir ¡basta!, algunas, elegimos la soledad, ante la imposibilidad de construir relaciones emocionalmente sanas, que no perfectas. Otras no supieron cómo salir. Ni saben.
Hay quien no comprende como una mujer puede llegar al extremo de ser maltratada durante años y continuar con su pareja y, lo que es peor, morir a sus manos.
Cuando te propones salir de un rol emocional, ¿qué haces? Te quedas en el vacio, no tienes dónde meterte, y eso da mucho miedo, tanto, que prefieres quedarte donde estás antes que enfrentarte a la incertidumbre, a la nada, a lo desconocido. Salir de un patrón emocional precisa construir uno nuevo, dijo sabiamente mi compañera.
La infancia y la adolescencia aún están a tiempo de construir su personalidad al resguardo de la construcción de género que tanto daño ha hecho a unas y a otros. Es nuestra tarea facilitárselo.

10 comentarios:

Anca Balaj dijo...

Sí, están a tiempo, somos los adultos quienes no estamos preparados para transmitir la igualdad sin matices. Y con matices ya no es igualdad.

Al menos nos esforzamos y así, generación tras generación nos iremos librando de los viejos y apestosos roles.

Un beso

Morgana dijo...

Ay, Mármara, jodidamente de acuerdo.

Mira, aquí, en Canarias, hay una experiencia popular importante que está favoreciendo, en lo que puede, esas conciencias y esos cambios de "roles emocionales" que tan bien has definido. Se trata de las "Escuelas para aprender a Vivir". Realmente son un revulsivo interior a todo lo que creías propio y resulta que es adquirido. Hombres y mujeres por igual, ¿eh?, para tratar de no transmitir lo mismo a la infancia...

... y yo, si me pasas la información y puedo acudir... me apuntaría con mucho, muchísimo gusto a esos cursos de Coeducación...

Un fuerte abrazo!!!

chusbg dijo...

Loable tarea la que planteas pero realmente difícil de conseguir.
La igualdad no existe nunca pero no sólo entre los diferentes sexos, dentro del mismo sexo existe el mismo problema los unos quieren estar por encima de los otros, al precio que sea. Luego está el problema de que los que transmitimos somos los mayores que como bien dice aminuscula, no estamos preparados para transmitir iguladad, y según mi opinión, ni queremos.

Yo por mi parte hago lo que puedo pero a veces me pregunto si transmitiendo, dignidad coherencia, respeto a los demás a mi hija no la estaré haciendo un flaco favor ante la avalancha de personas educadas en otro tipo de valores muy distintos como son la agresividad, la competitividad, la adulación al poderoso. Todo lo que digo es retórico pues me da igual, yo le transmito mis valores con las mejores intenciones y luego ya veremos que pasa.

Me interesa mucho explicarle a mi hija que cuando sale con algún chico no debe dejar su círculo de amigas y amigos, en ese sentido me ha gustado mucho algo que he leido en el diario montañés titulado "muchas aun no saben identificar el primer abuso" el enlace es este pero no sé si saldrá: http://www.eldiariomontanes.es/20071110/
cantabria/muchas-saben-identificar-primer-20071110.html
Explica Laura Torres experta en violencia de género dentro de unos talleres que está dando la dirección de la mujer en cantabria dirigidos a colectivos de etnia gitana, emigrantes y personas mayores. El artículo general del diario se titula "Las mujeres más vulnerables aprenden a detectar dónde está la violencia de género"
http://www.eldiariomontanes.es/20071110/cantabria/
mujeres-vulnerables-aprenden-detectar-20071110.html
No me gustan nada los artículos como el de mujer de hoy titulado "prohibidos los hombres" que lo único que enseñan es a seguir la corriente a las empresas que detectan que por ahí tienen negocio y que van según mi criterio mucho más en contra de la igualdad que a favor, aunque claro para gustos están los colores. Este es el enlace del artículo.

http://eldiariomontanes.hoymujer.com/
trabajo/emprendedoras/
Prohibidos,hombres,43773,11,2007.html

Saludos

Marcela dijo...

Ayyyyy, cómo acabo de echar de menos esos seminarios al leer tu post; qué bien que hay sitios donde se habla de todo esto, ánimo y a por todo que ´vosotras podéis.

Mármara dijo...

Nosotras también te echamos de menos, Marcelilla, y mucho.
Vale, sí, es una tarea difícil y costosa (hay tanto actuando en sentido contrario...), pero no imposible. Por eso trabajo en ello, por mí y para mí (yo, mí, me conmigo), en primer lugar, porque entiendo que soy pieza clave en la cadena, y porque sólo con el ejemplo somos capaces de contribuir en la educación de nuestra infancia y adolescencia.
Es cierto, Chus, en esto, como en todo, también existe el mal llamado "fuego amigo", y los integrismos.
En esto, como en todo en esta vida, tenemos, al menos, dos opciones: instalarnos en la queja, poner al resto del mundo como excusa para no avanzar (para qué me voy a molestar en reciclar, por ejemplo, si casi nadie lo hace), o actuar y ocuparnos de la parte que nos toca. En esta época de mi vida, procuro decidirme por la segunda opción, me resulta más rentable, y efectiva.

Mari Triqui dijo...

Sí... qué difícil!
A los pocos años de empezar a dar clases nos propusieron hacer unos talleres sobre coeducación. La mayoría asistía porque les garantizaban permanecer en el centro mientras durara el proyecto...
Aprendí que coeducar es fácil en teoría y dificilísmo en la práctica...
Asumí el compromiso personal de "trabajarme" a mí misma e intentar no dejar una mala herencia a mi hija o a mi hijo...
Para trabajar con el alumnado y los compañer@s es necesario derretir muchas conciencias y no siempre se tienen las energías...
Me interesa mucho el tema y quiero seguir aprendiendo...
Besitos.

dable dijo...

Que tema más dificil de realizar, más que nada porque el cambio de mentalidad va despacio, despacio y por un bit de información coeducativa que les llega, hay cienes y cienes de tradicionales que les invaden. Pero estoy contigo, no hay que desistir en el empeño.

Mármara dijo...

Las hermanas de mi padre (la más joven cumpliría 96 en marzo)fueron al colegio hasta los trece años, luego estudiaron piano, aprendieron a bordar y a coser, excepto una de ellas, que hizo el bachillerato y no pudo ser farmacéutica (farmacéuticas, maestras...) porque la pilló la guerra, y fue una excepción.
La generación de mi madre (que tiene 81 años) no contemplaba la posibilidad de que las mujeres tuvieran formación universitaria, ni siquiera el bachillerato.
Cuando me llegó el momento (tengo 52) mi padre y mi madre ni se plantearon que yo no estudiara lo que quisiera. Es más, TODAS las mujeres de mi edad, incluso las que son quince años mayores que yo, accedimos a estudios superiores como la cosa más natural del mundo.
Vamos dando pasos. Y no tan lentamente como cabría pensar.
Ahora, nuestros objetivos, los de las mujeres, y también las de los hombres, tienen un recorrido más amplio. De nuestro posicionamiento depende el destino de las generaciones venideras.
Dejémonos de darnos a las quejas y lamentos; dejemonos de ver los obstáculos más grandes de lo que ya son. Cada una con lo que pueda, cómo pueda, dónde pueda. Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero.

txanba dijo...

y hacer que la enseñanza sea precisamente eso...

un abrazo.

Anónimo dijo...

Si, probablemente lo sea

 
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