miércoles, abril 23, 2008

La vida festiva de los acontecimientos





















No recuerdo cuándo aprendí a leer, pero sí que lo cogí con ganas, como se puede apreciar en estos documentos gráficos que aporto como prueba.
Leía todo lo que caía en mis manos: cuentos, tebeos (de aquella todavía no se llamaban cómics), revistas, el Reader’s Digest, que coleccionaba mi padre, las Vidas Ejemplares, de la mi prima, sus novelas, las novelas de mi madre, los libros que comprábamos el mi hermano L. y yo, a medias, los que nos compraba mi padre, los que intercambiábamos con las amistades…
Devoraba, uno tras otro, sin transición, sin orden ni concierto, sin método, sin medida. Sin un atisbo de visión crítica.
Pasaba de Enid Blyton, a Verne,y de ahí a Twain, Stevenson, Dickens, Conrad…, para volver a Blyton, Saville (el de El club del Pino Solitario), Martín Vigil, Christie, Salgari, y de ahí a Sagan, Somerset Smaughan, Hemingway, Buck… Vamos, lo que me echaran.
Y, claro, ese vicio impenitente, me llevó a la ruina. Primero a la académica, luego, ya, con el tiempo, a otro tipo de ruina.
Por culpa de mi adicción (¡qué malas son todas, las adicciones!) fui fracaso escolar. Suspendía a diestro y siniestro, entre otras cosas, porque, aparte de devorar libro tras libro, conjuraba el aburrimiento que me producían las clases escribiendo, desde la última fila, a la que me relegaba la inicial de mi apellido, novelitas que eran un trasunto fiel de lo que estuviera leyendo en aquel momento. Si hasta tuve que repetir un curso, 4º de bachillerato (hoy, 2º de ESO) y todo.
Como ya de pequeña era bovarista, vivía dentro, para, por, según, sobre, tras, lo que estuviera leyendo. Y me lo creía todo, todo. Es decir, que fui construyendo mi identidad sobre la visión del mundo que me ofrecía mi caótico abordaje de la lectura. Y, lo que es peor, ese mundo ficticio alimentó mi imaginación, de por sí desbordante, y me hizo albergar ciertas expectativas sobre el mundo, las personas, el amor, las relaciones..., incluso las cosas. Expectativas ficticias, por supuesto.
Si hubiera contado con una visión más crítica no me hubiera creído a pies juntillas todo lo que me contaban los libros (aderezado convenientemente por lo que veía en el cine, y más tarde también en la tele) y ahora no tendría que pasarme el día deconstruyendo mi identidad para librarla de tanto estereotipo y tanta mandanga como me tragué.
Por eso, por lo de la visión crítica, por lo de ofrecer otra interpretación del mundo, de los sentimientos, de las personas, quiero dedicar esta entrada, del Día del Libro, a Adela Turín que, con sus cuentos, ofrece a nuestra infancia la posibilidad de poner en solfa lo que yo no tuve la oportunidad ni de vislumbrar.
¡Va por ti, Adela!

(Portada de Una feliz catástrofe, de Adela Turín)

29 comentarios:

Marcela dijo...

Adela Turín es la mejor, es una maestra y una estupenda mujer; su labor no está reconocida, como la de tantas mujeres. Viva el libro, su día y, sobre todo, qué bien que hayas hecho honemaje a Adela Turín, olé.

marta dijo...

Me ha encantado abrir las páginas de este libro, desde las ilustraciones hasta las ratitas, pero me dejaron triste las expectativas.
De lo que recuerdo, prefiero Bouvard et Pécuchet a la Madame B, pero fueron lecturas de juventud.
Un abrazo.

marga dijo...

toda expectativa es ficticia

hermosas fotos

salu2

dintel dijo...

Veo que tenemos los mismos inicios. Qué mal sienta la lectura mal digerida.

Anónimo dijo...

No la conozco,pero tiene buena pinta.
Todavía no conozco a nadie que no crea que tiene una imaginación desbordante (es como lo del sentido del humor,que dicen).

prófuga dijo...

me gusta mucho la primera foto.

Mari Triqui dijo...

He leído el post varias veces... ¡me encanta, dices tanto!... Tuviste suerte, es un lujo crecer "rodeada" de libros... En mi casa sólo teníamos los de texto (que yo adoraba), las novelas del oeste de mi padre y las de "amor" de mis hermanas...

Las expectativas son como los granos en la nariz, pero, ¿quién no los ha tenido?...

Un beso!

Pd. ¡Buenas piernas! y gracias por "presentarme" a Adela Turín

Pena Mexicana dijo...

que bueno tu blog mujer... lo acabo de encontrar curioseando por alli y me ha encantado lo poco que he leído, felicidades :)

Mármara dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mármara dijo...

La foto de arriba es una de mis favoritas de todos los tiempos. Me la sacó mi padre, que andaba siempre al quite para pillarnos en cualquier actitud.
¿Quién dice que las expectativas tengan que ser falsas, por definición? Es más, tener expectativas es muy sano y conveniente. Por ejemplo, si pongo mis mayores expectativas en mi alumnado, seguro que voy a establecer una relación mucho más productiva, amén de afectiva, con lo que ello conlleva, que si voy con expectativas cero. Efecto Pigmalion, se le llama.
Es una lujo, crecer rodeada de libros, y de personas leyendo a tu alrededor. Claro que lo de las "Vidas ejemplares" no sé si fue muy positivo. ¿También tú, Dintel, hija mía?
Estoy que me salgo, con Adela Turín. La clase de EI-5 de mi cole favorito le escribió para pedirle datos sobre su biografía, y ¡les ha mandado un cuento inédito! ¿Se puede ser más entrañable y más estupenda?
Bueno, Pasabaporaquí, puedo asegurarte tengo un excelente sentido del humor. Carácter, terrorífico; mala hostia, un rato; sentido del humor, bastantito.
Gracias, Andrea, me alegro de que te haya gustado lo que has leído.

Morgana dijo...

Me ha gustado mucho el post, Mármara. Yo también tuve la suerte de estar rodeada de libros y de tener una madre lectora voraz que me sirvió de modelo.

Los libros estaban a disposición y la libertad lectora era tal que me leí La familia de Pascual Duarte y El Amante de Lady Catterley a una edad inapropiada y sin digerir ni entender nada de nada, claro, pero ya absolutamente cautivada por la imaginería que despliegan los libros.

Los cuentos de Adela Turín los conocí en la escuela, trabajándolos con los/as niños/as. A ella me encantaría conocerla.

Muy buen post,compañera.

la cocina de frabisa dijo...

Qué fotos más tiernas, estás simpatiquísima.

Bueno, pocos tienen o han tenido la suerte de haberse iniciado con lecturas adecuadas a su edad. La mayoría hemos ido entrando a trapo en lo que pillábamos cerca.

Esperemos que las nuevas generaciones tengan mayor suerte, aunque...... serán otras cosas las que les joroben la vida, no lo dudes.

bsitossssssssss

Anónimo dijo...

¿Te sigues poniendo las faldas así de cortas? Es por ir preparándome el cuerpo para cuando quedemos en la sidrería.

Mármara dijo...

Gracias, Morganita, a mí también me encantaría conocer a Adela en persona. Igual se nos logra. Lo de las lecturas,apropiadas, o no, no sé qué te decir. Yo creo que lo peor, para mí, fue el montaje de tarro. Como casi todas nosotras, imagino.
Frab, es que yo, de pequeña, era una ricura. Un trasto impresionante y un marimacho de tomo y lomo, pero muy riquina. Y muy mona :p
Va a ser que no, Ohne, que con una bióloga de mi edad que haga el ridículo ya tenemos bastante. ¿O no?

Blau dijo...

Que fotogenica, fia. Me gustan tus fotos y lo que escribes.

Besiness

Blasfuemia dijo...

Leer suele ser un placer heredado, o al menos educado. Yo recuerdo sobre todo sentarme al lado de mi padre mientras esperaba a que me fuera pasando, uno a uno, a medida que los leía, los varios períodicos que se compraba. Con lo cual adquirí dos hábitos añadidos: nadie lee los períodicos antes que yo, y el comprarme varios (para sacar la media).

Martín Vigil... ay, madre... qué poco reconocido lo que este hombre hizo por la lectura de toda una generación. ¿Cómo podía leerle y luego ir a vivir la vida desmadrada que vivía?

Morgana dijo...

...he vuelto a leerte pero no, sólo me fijé en las fotos y me he dado cuenta de que miras a la cámara de la misma manera que cuando te nos mostraste, así, tan despachada...

Mármara dijo...

Gracias, Blue. De pequeña era más fotogénica que ahora. No sé por qué será.
Es cierto,Blasf, yo también heredé de mi padre la costumbre de leer el periódico mientras desayuno. Lo de Martín Vigil, que leí hacia los 16 y 17, marcó a toda una generación. Los tengo todos, en la balda más alta de la estantería del estudio, sin permitir que se mezclen con los de literatura de habla hispana, que están en la habitación de Bilbo. Hasta ahora, que lo comentas, no me había dado cuenta de este detalle.
Otra cosa no, Morgana, pero despachar, despacho que ni te cuento.

Marigel dijo...

Ese libro en concreto, es delicioso.
Yo no sé si miramos con ojos cargados detiempo y de malas costumbres de maestra las lecturas que hicimos de pequeñas.
Porque yo leía un día en el colegio en el que estaba interna Machbet, de Shakespeare, y la monja de turno me lo quitó diciéndome que esa no era lectura para niñas de 11 años. Quizá hoy hiciéramos lo mismo (aunque no arrancándole el libro de las manos, como me hicieron a mí). Pero yo lo estaba disfrutando. No sé lo que entendería, ni lo que no alcanzaría a comprender, pero me hice a mí misma leyendo tan desaforada y caóticamente como tú. Y me gustó.
Me encanta leer detodo; de todo lo que me gusta, quiero decir. Y me gustan cosas muy diversas. Creo que casi todo menos los premios Planeta (jajaja).
Me gusta leerte cada día más.

RataParda dijo...

bien por tu imaginación desbordante, eso hace más interesante la vida..
en las fotos ya apuntabas maneras de lectora incansable..
por cierto las ratas hemos salido muy favorecidas..je,je besos

Eduardo Arias dijo...

Mmmm. Yo también hubiera querido tener fotos de ésas. Lo que es haber sido chica de familia con posiblessss. Pero, bueno, la esencia fue esa que cuentas con esa mezcla curiosa de ternura y pesar. Me quedo más con lo primero que con lo segundo, porque seguro que tu yo más personal no tuvo que ver tanto con los libros que leíste, sino con tu carácter, que aprovechó esas lecturas en un sentido propio y personal, que terminó en ser la que eres. Y bien está así.
Nos congratulamos de ello. Y de verte de jovenzuela, corazón.
Besísimos.

Ripley dijo...

Me ha encantado tu post Mármara. Mis comienzos con la lectura fueron casi idénticos a los tuyos aunque yo sí fuí una buena estudiante. El empujo definitivo a mis ansias de lectura me lo dio una profesora de lengua que tuve en el colegio que era, como nosotras, una ávida lectora; me encantaba oirla hablar de libros y escuchaba sus recomendaciones como si fuera lo último que oiría. un beso.

Lena de mar dijo...

Hola Mármara,
precioso post! me ha encantado el cuento de Adela y el cuestionario final!! he tenido que poner 4 veces menos la edad que tengo, pero creo que he entendido que la familia ratona ahora vive más feliz!! jajaja

besotes salinos

Ah! y me encantan tus fotos de marmarita niña!! jajaja menuda lectora ávida piernas largas estabas hecha!!!

Mármara dijo...

No sé si miramos con ojos de tiempo, Marigel, pero sí con ojos de maestras, nuestras lecturas infantiles. De maestras a las que nos gustaría que el mundo tuviera una visión más caleidoscópica para que nuestro alumnado pudiera tener una visión más plural. Leer, para mí, sólo tiene una lectura: leer para disfrutar con lo que se lee.
El retrato os hace justicia, Ratapelá. Ya se sabe que la que es guapa, sale guapa. Yo, de pequeña, salía muy mona, ahora, no tanto.
No sé si la imaginación desbordante es cuestion de carácter, Edu. Eso sí, alimentar, la he alimentado toda mi vida. Y más que la alimento ahora para aderezar, como entonces, la realidad que me toca vivir.
Parece ser que somos muchas, y muchos, quienes hemos empezado a leer de la misma forma, Pauline. Una forma como otra cualquiera, que hemos ido matizando con el tiempo.
Qué bien que te haya gustado el cuento de Adela Turín. A ver si hay suerte, los reeditan y puedes regalárselos a tu sobri, Lena.

ConchaOlid dijo...

Tintin no cuenta ¿no?. Bueno, será que yo jugaba más que leía.

Mármara dijo...

¿Cómo no va a contar Tintin, Conso? En lectura, le pese a quien le pese, cuenta todo.

ConchaOlid dijo...

ahhhhhhh no sabes como me consuela!!.

chusbg dijo...

Como me recuerda mi infancia esas fotos, yo erea más feo pero como todos teníamos esa canillas, pues aunque no se pasaba hambré tampoco es que sobrasen las cosas, que recuerdos de un pueblo de Castilla donde me crié. Seguro que tienes aquella clásica foto que teníamos todos, haciendo que escribías o que leías, seguro que está amarillenta, yo también leia como tú todo lo que pillaba, pero sobre todo cuentos y tebeos, me pasaba como a ti, me lo creía todo, era mas ingenuo que una borrachera de limonada, pero bueno, luego si que he ido desarrollando mi sentido crítico, no leía a Salgari y ese tipo de cosas que lei más tarde, cosas del ambiente donde vivía, si que no me perdía ninguna película, bueno sí, me perdía las del oeste que me aburrían mucho.

Ver tus fotos me ha obligado a hacer un ejercicio de nostalgia, que no suelo hacer pero que viendo esas fotos esta vez me ha gustado.

Buen fin de semana largo

Anónimo dijo...

Si que son malas, de acuerdo, pero se disfrutan tanto...

:-P

 
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