sábado, enero 10, 2009

La vida sorprendente de las imágenes

Cada Navidad, en casa de G, uno de los ahijados de mi abuelo José, se abría el arcón de la memoria y se sacaban las fotos*. La que más intrigaba al joven G era esta.

Cada Navidad, G, le preguntaba a su madre de quién podría ser la mano que se posaba, con gesto familiar, tranquilo y gozoso en el hombro de su padrino, un ser entre la leyenda y el misterio, a quien recuerda con auténtica devoción:
Venía a mi casa con regularidad -adoraba a mi madre, que era su sobrina y que le había librado en circunstancias increíbles de un seguro "paseo" hacia la muerte- y traía siempre, a comienzos del otoño, una tortilla de setas que compraba en el único restaurante de Oviedo que las cocinaba. [...] Mi madre siempre le pedía que le cantara una tonada, y lo hacía en voz baja con una calidez transida que emocionaba.
G preguntó muchas veces a su madre de quién podría ser aquella mano misteriosa, pero ella, quizás porque la foto se la habría proporcionado de esa guisa mi abuelo, nunca supo responderle y G creció con la intriga.
Hace un par de años, por estas fechas, uno de nuestro periódicos locales publicó la foto entera y G pudo, ¡por fin!, descubrir de quién era la mano que se posaba en el hombro de su padrino.

La memoria fotográfica había tardado medio siglo en recuperarse.

(Los integrantes de La Barraca, durante su estancia en Oviedo)
*Fragmentos extraídos del artículo que publicó el ahijado de mi abuelo agradeciendo al periódico local haberle desvelado unos de los misterios de su infancia.

17 comentarios:

errante dijo...

Qué bonito todo, las fotos, el enigma, la resolución...

farala dijo...

qué maravilla, y cómo lo cuentas, mármara... me ha encantado!! qué guay un abuelo que conociera a federico!! ha debido ser emocionante para G. Si es que es por esto por lo que hay que apoyar la recuperación de la memoria histórica... para subsanar estas amputaciones!!

Morgana dijo...

jó, qué fuerte es la vida!! Lorca, no?? o lo reconocí mal??

ConchaOlid dijo...

Fascinante.

Marcela dijo...

Como decía una alumna mía: "Filipo,profe,filipo", qué alucine, qué bonito todo y qué bien escribes,colega.

prófuga dijo...

precioso, realmente.

Mármara dijo...

La verdad es que toda la familia se quedó impactada al conocer la hitoria, cuando la leímos en el periódico. Ni siquiera mi madre, que tenía seis años, de aquella, la conocía.
Me hubiera encantado que mi abuelo me la hubiera contado, pero hablaba muy poco de sí mismo.
Faralita, vaya como googleamos, ¿eh? Servías para investigadora, guapina :p

Mari Triqui dijo...

¡No puedo creerlo! ¡Qué maravilla! ¡Qué historia más bonita! ¡Muchas gracias por compartirla y muchos besos!
Pd. Desde mi punto de vista y, hablando de otra cosa, de las mejores cosas que se pueden hacer en las reuniones familiares, es sacar las fotos familiares y comentarlas.

Mármara dijo...

Sí, Glora, la historia es preciosa. Me imagino lo que habrá sentido ese ahijado de mi abuelo, al que no conozco, y no puedo por menos que envidiarlo.
Es cierto, comentar fotos familiares es un ejercicio fantástico, además de divertido. Sorprende comprobar como, ante la misma foto, los recuerdos pueden ser tan diferentes.

Rara Avis dijo...

La historia pasada es siempre una dicha cuando se escucha, cuando se comprende y se descubre...

besitos grandotes...

Leonor Cabrera dijo...

Alucinante... Que G siga rebuscando en el arcón de la memoria, a ver si por un casual su padrino grabó aquello y tiene por ahí la voz desconocida de Lorca. Sería el cierre perfecto del círculo.

* Por supuesto, te copiaré el gadget ese con la cuenta atrás con el comienzo de la próxima temporada de The L Word. ¡Me ha encantado y reconfortado en esta dura tarde trabajo!

Blau dijo...

Sabes, en mi casa hay fotos de esas, las que no se saben que color tienen, y muchas veces mi madre nos contaba la historia detras de la imagen, ahora tendré que inventarla.

Un besin.

farala dijo...

jajajaja!!! me has pillao! (o te lo han decío??) sip, soy investigadora, ¡¡y muy buena!! (para lo que me interesa, claro)jajajaja!!!

Mármara dijo...

Ayshane, lo que más me joroba es no haberme enterado de esta historia a tiempo, para haberle pedido a mi abuelo que me la contara.
Fíjate, Lowana, comentándolo con mi madre este finde, resulta que G es ahijado suyo, y no de mi abuelo, el único ahijado que tiene mi madre. Pero va a ser que lo de la grabación de voz, como que no.
Estupendo que me copies el gadget, que "pillé" en otra página, ni me acuerdo dónde, ya, así estaremos conectadas todas las L adictas :).
Bueno, Blau, al menos tu madre te contó alguna de esas historias, es lo que tienes, y es una suerte que tu madre te las contara.
Pozí, Faralita, sí, "algo" me habían chivado, pero, claro, la pista que me diste era lo suficientemente evidente como para percatarme de que habías "profundizado" en el tema. Pedazo de googleadora, eres, reina, pe-da-zo.

dintel dijo...

Estas historias me encantan. Mi familia es de lo más aburrida al respecto.

Mármara dijo...

Bueno, Dintel, es que tuve un güelito, por parte de madre, que al ser artista, aparte de currante de a pie, vivió una vida apasionante. Pero esta historia concreta, verdaderamente, es fascinante.

Unknown dijo...

He visto el artículo del ahijado de tu abuelo en la Vanguardia.

Soy família de Prudencio Merino "El Polenchu" (el que se encuentra al lado de tu abuelo, el del codo)

¿Podrías decirme dónde encontró G. Morán la fotografia dónde aparece tu abuelo y El Polenchu?

Estoy reuniendo toda la información posible sobre él y esta me parece sorprendente.

Te lo agradecería.


Eloisa González Merino.

 
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