domingo, mayo 24, 2009

La vida. Y la muerte.

El viernes participé en mi primer funeral laíco que hubo de celebrarse, por esas paradojas de la vida, en la capilla del tanatorio, único lugar en el que pudimos reunirnos a despedir a CM.
Y cuando digo que participé, es porque YL, ex, socia y amiga del alma de CM, organizadora del homenaje, me pidió que leyera algo para ella en recuerdo del nexo que nos ha unido a las tres, desde entonces: una casa, que yo dejaba por motivos familiares, y en la que ellas comenzaron su vida en común. Fue la casa en la que viví el luto a causa del amor perdido de la Güendi de mi "Esperaré por ti...", cuando se fue, no a por tabaco, como hace la gente normal, sino a por unas papelas de jaco (de esto me enteré mucho después) y no volvió. Era una casa estupenda, en la que yo fui un poquitín desgraciada y ellas muy felices.
Leí un cuentecito de Ana Mª Matute, "El niño al que se le murió el amigo", y un fragmento de "Primavera con una esquina rota", de Benedetti. También compartí el recuerdo que tenía de ella.
Hacía muchos años que no veía a CM, con quien mantuve un corto affaire a mediados de los '80, justo después de sufrir el abandono de Güendi. Es más, me enteré de su enfermedad, hace un año y pico, en el fotolog de una bloguera, que colgó una instantánea suya en el hospital, junto a YL, poco depués de que le hicieran la intervención quirúrgica en la que le extirparon el (maldito) tumor. Supe de su recuperación a través de amistades comunes. Y así me enteré, también, hace un par de semanas, de que el tumor había metastizado y que le daban un mes, o dos de vida.


El jueves pasado, volvía de una visita a un colegio cuando, de repente, mientras contemplaba la imagen de la cúpula de Niemeyer, a la que no puedo dejar de mirar en cuanto se me pone a tiro, y cantando, yo misma, a voz en grito, el Et misericordiam, del Magníficat de Willcocks (que ya asociaré, para siempre, a ella) se me vino a la cabeza la imagen de CM, la última que tenía, la que colgó en su fotolog la joven bloguera. En ella aparecía CM en la cama del hospital con su sonrisa de siempre. Se reía mucho, CM. Tenía una sonrisa preciosa. Y cantaba, constantemente. Mal, porque no había quien reconociera la canción si no te sabías la letra, pero cantaba, contantemente, ya digo. Era una mujer alegre, CM. Alegría que mantuvo hasta el final, según me han contado amigas comunes.
Bueno, pues, volvía de visitar ese centro con el enfurruñamiento que me ha acompañado esta última temporada (enfurruñamiento, mala leche reconcentrada, aderezada con unas cuantas dosis de victimismo..., en fin, con esa tontería propia de quienes, en ciertos momentos de la vida, damos en hacer everestses de granillos de arena), cuando se me vino a la cabeza la imagen de una CM con su sonrisa de siempre en la cama del hospital. Y sentí, literal, cómo se me caía el velo de la soberbia y la tontería. Y recuperé una parte de mi humor.
Más tarde, mientras comía, me llamó MF, mi ex por excelencia, para decirme que CM se había muerto aquella misma mañana.

16 comentarios:

Lena de mar dijo...

buuufff... se presentó ante ti su recuerdo para que pudieras despedirte de ella...

te mando un abrazo muy intenso, lleno de ternura.

In memoriam.

Pena Mexicana dijo...

Temporada de temblores Mármara. Hay veces que pareciera que el orden natural quiere hacer renovación de fondo de armario y recoge a unos cuantos de los que conocemos. Eso obliga a reorganizarnos interiormente y por mi parte, siempre pido a quien corresponda que la cosa no llegue a más. Espero que estés bien. Un abrazo...

Blau dijo...

Mármara, un beso.

Anca Balaj dijo...

Estas cosas sólo hacen que dejar preguntas. Puede que no nos vayamos a ninguna parte en realidad cuando morimos, yo ya no sé, hay tantas cosas inexplicables. Quien sabe lo que es en realidad la muerte.

Un abrazo fuerte y un beso

Marcela dijo...

Marmarita, yo no me enteré de su muerte hasta el viernes bien tarde. Qué pena siento, y qué mal lo está pasando su gente. Un besín, marmarita, y aprendamos a priorizar y a no dejarnos "matar" por pequeñas cosas del día a día.

errante dijo...

Marcela tiene mucha razón. Un beso.

Sandra Sánchez dijo...

A Pesar del fondo del post, me ha encantado. Me ha gustado muchísimo cómo las contado, la transparencia que se "respira" en él...no sé me ha encantado.
Momentos tristes de la vida Mármara...así es.

Jo dijo...

Yo también me enteré demasiado tarde. Ahora lo que queda es mirar adelante, intentar que las canciones también salgan de las bocas de quienes la siguen queriendo en el recuerdo.

Hay personas a las que se añora por referencias, porque el tiempo no dio para conocerlas más allá que por boca de otras. Y se queda el regusto amargo de la ocasión perdida.

Irreverens dijo...

¿Que qué digo? Que se me ha erizado todo el vello cervical, chica.
:(

Un besote

Calvin dijo...

Marmartia, un abrazo.

Anónimo dijo...

Y es que Ella te regaló su sonrisa, efectivamente vinote a ver y regalarte lo mejor de tu recuerdo.
Un abrazo amiga. (de everestses)

Mármara dijo...

Queridas amigas blogueras: Estoy convencida de que se me vino a la cabeza su recuerdo para recordarme la cantidad de tonterías de las que me quejo y, sobre todo, del tiempo que pierdo, últimamente, en quejas y lamentos varios, en batallas sin sentido y en enfurruñamientos absurdos.
Y para que no se me olvide que cada día que vivo es un regalo y que no puedo seguir permitiéndome el lujo de joderlos con tonterías.
Lo cierto es que nunca pensé que me tocaría participar de forma tan activa en su despedida (una vez que supe que estaba tan enferma)porque, ya os digo, hacía muchos años que habímos perdido el contacto, y tampoco tuvimos una relación muy cercana, aparte del corto affaire que mantuvimos, allá por el año 85. Pero me gustó el motivo por el que YL me lo pidió. Y, dentro de que hubiera preferido no tener que hacerlo, me gustó ser parte de una despedida tan especial.
Me ha dado mucha pena por ella, por su esposa, por toda la gente que estuvo cerca de ella todos estos años. Sobre todo por ella.
Espero que esta lección, tantas veces repetida, tarde en olvidárseme.
Un abrazo fuerte.

Surfera dijo...

Sé que mi tita CM nos estará esperando en el cielo en una gran terraza, imagino como la de su casa, con plantas seguro para entretener a A. y seguramente con cerveza y un porrillo para pasar muchas tardes mirando al cielo, en una tumbona, sin mas que hacer que reirnos a carcajadas...

prófuga dijo...

Un besazo, mármara.

farala dijo...

qué estremecedora entrada, Mármara, y qué mal se pasa cuando se pierde una amiga, y además tan joven. quñe injusta es la muerte... yo después de lo pepita he pensado que es mi bligación vivir a tope, comerme la vida a bocaos... te lo deseo de todo corazón

Mármara dijo...

Yo también estoy convencida de eso, Surfera. Y de que irá preparando el terreno para que, según vaamos llegando, nos unamos a las risas y a la fiesta.
Gracias, Profu.
Pues eso es lo que he pensado, Faralita, gracias a la señal que me mandó el jueves pasado, que ahy que disfrutar a tope de cada momento, con cada cosa que haga a lo largo del día.

 
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