miércoles, enero 18, 2006

La vida pública de los deseos


Quiero que me oigas sin juzgarme.
Quiero que opines sin aconsejarme.
Quiero que confíes en mí sin exigirme.
Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí.
Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mí.
Quiero que me cuides sin anularme.
Quiero que me abraces sin asfixiarme.
Quiero que me animes sin empujarme.
Quiero que me protejas sin mentiras.
Quiero que te acerques sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten,
que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas... que hoy puedes contar conmigo...
Sin condiciones

Jorge Bucay. Cartas para Claudia.

Y yo, completaría con:
Quiero oírte sin juzgarte.
Quiero opinar sin aconsejarte.
(etcétera, etcétera, etcétera)

3 comentarios:

yo, la peor de todas dijo...

qué difícil es llegar a ese estado de ataraxia compartido entre la libertad, el compromiso y el enamoramiento. Un estado ideal difícil de llegar a él pero no imposible. Un poema muy bonito

Roma dijo...

Compañera,
usted sabe,
puede contar
conmigo,
no hasta dos
o hasta diez,
sino contar
conmigo.

Si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos,
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo.

Si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo,
no piense qué flojera,
igual puede contar
conmigo.

Pero hagamos un trato,
yo quisiera contar
con usted

es tan lindo
saber que usted existe,
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar,
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco,
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio,
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe
que puede
contar conmigo.

(Benedetti, dixit)

Mármara dijo...

Calculo que, para llegar a ese estado, hay que trabajarse mucho la cabeza. Y prestar mucha atención a las trampas del "ego", para no caer en ellas.
Preciosa, la forma de decirlo de Benedetti, Roma.

 
Free counter and web stats